Ubaldo Rodríguez
de ÁvilaCentro de Estudios Espíritas Francisco de Asís Santa Marta, ColombiaAbril de 2024
Hemos visto la introducción
metódica en instituciones y grupos espíritas el estudio de obras complementarias
de Kardec y de otros autores, lo que se constituye en un hecho loable. No
obstante, sin adentrarnos en asuntos de rigor del método y la programación
secuencial de temáticas del Espiritismo, como todo estudio debe tener para
alcanzar el éxito, vamos a sintetizar nuestra opinión al respecto de por qué
estudiar como primera medida las cinco obras fundamentales:
En la obra El
Libro de los Médiums (segunda obra publicada por Kardec), en el capítulo
III, ítem 35, se recomienda la lectura de las siguientes obras, a todos los que
deseen adquirir conocimientos
preliminares de la Ciencia Espírita: 1- ¿Qué es el Espiritismo? 2- El
Libro de los Espíritus. 3- El Libro de los Médiums, y 4- Revista
Espírita. Sin embargo, es El Libro
de los Espíritus la obra fundamental (y por tanto la que merece mayor y
primera profundización), como se lee en el libro “El Cielo y el Infierno…”:
“El Libro de los Espíritus” contiene las bases fundamentales del
espiritismo: es la piedra angular del edificio. Todos los principios de la
doctrina se encuentran expuestos en él, incluso los que constituyen la
culminación de la obra. No obstante, era preciso darles un mayor desarrollo y
deducir todas sus consecuencias y aplicaciones, a medida que esas bases se
desplegaran mediante la enseñanza complementaria de los Espíritus y nuevas
observaciones. Eso hicimos en “El Libro de los Médiums” y en “El
Evangelio según el Espiritismo”, desde puntos de vista particulares; y eso mismo
hacemos en esta obra, desde otro punto de vista, así como lo que haremos sucesivamente
en las que aún nos quedan por publicar, que vendrán a su tiempo.
… No obstante, en realidad fue una obra más que Allan
Kardec publicó, en enero de 1868: “La Génesis, los milagros y las profecías
según el Espiritismo”, viniendo a desencarnar el 31 de marzo de 1869, es
decir, 14 meses después.
Por otro lado, sabemos que la “Revista Espírita,
periódico de estudios psicológicos”, publicada de manera mensual, se
constituía en una dinámica de examen crítico y una forma de control por el
método de la Universalidad del Pensamiento, una especie de laboratorio
de unidad de los conceptos que Kardec, posteriormente compilaba, sintetizaba o
ampliaba para publicarlos en versiones acabadas y pulidas en las diferentes
obras. Así, en esa didáctica de control y elaboración que deducimos está
presente en el trabajo de Kardec, desde el 1º de enero de 1858 con la Revista
Espírita hasta la publicación de la última obra (La Génesis…) en marzo de
1869, todo el andamiaje de la ciencia espírita se encuentra codificado en sus
cinco obras (El libro de los Espíritus; El Libro de los Médiums; El
Evangelio Según el Espiritismo; El Cielo y el Infierno, o la justicia
Divina según el Espiritismo; La Génesis, los milagros y las predicciones
según el Espiritismo) y, las demás obras, en sus principios generales (El Espiritismo en su más simple expresión; ¿Qué es el Espiritismo?; Manual práctico de las manifestaciones espiritistas; Viaje Espírita en 1862; Resumen de la ley de los fenómenos espiritistas; Caracteres de la revelación espírita; Colección de oraciones espíritas; Vocabulario espírita; Catálogo razonado de obras susceptibles de servir a crear una biblioteca espírita) están contenidas en esas cinco obras fundamentales;
incluso la Revista Espírita, así como expresó Kardec en el último
párrafo de la introducción de la obra “La Génesis…”:
A menudo la
Revista representa para nosotros un terreno de ensayo, destinado a sondear la
opinión de los hombres y de los Espíritus sobre algunos principios, antes de
admitirlos como partes constitutivas de la doctrina.
Después de la desencarnación de Kardec, hasta hoy, ¿Si
la Revista Espírita era un terreno de ensayo, de sondeo de la opinión de
hombres y espíritus, cuáles obras podríamos admitir como partes constitutivas
del Espiritismo propiamente dicho? La respuesta salta a la vista: -La cinco
obras fundamentales!. ¿Con qué contrastar las contenidos in extenso de
la Revista Espírita frente a los principios de la Doctrina Espírita?: -Con las
cinco obras fundamentales! Aunque parezca una respuesta obvia.
El trabajo posterior a la publicación de la última
obra, fueron de 14 o más meses de notas para alguna otra publicación que estaba
preparando Kardec; no obstante, sus notas dejadas fueron organizadas y
publicadas con el título de “Obras Póstumas” (Oeuvres Posthumes)
en París, Francia, en el año 1890 por la Société de Librairie Spirite. Si
bien esta obra se basa en la organización posterior a la desencarnación de
Kardec, su contenido no pueden incluirse dentro de las obras fundamentales,
como bien no se hace, no obstante reconociéndoles el valor histórico y
complementario.
El aprecio de la Revista Espírita se verifica, más
allá de ser el “terreno de ensayo” y medio de control universal del
pensamiento espírita, en la forma de verificación de la secuencia histórica de
la producción de Kardec, en el cómo delineó el edificio doctrinario en la
elaboración de los principios del Espiritismo.
Para los estudiosos de la Doctrina Espírita, quienes
incluyen en sus programas de estudio la obra de la Revista Espírita,
tengamos en cuenta las mismas recomendaciones de Kardec, y antes, profundicemos
las cinco obras fundamentales para que sirva de contraste, incluso al estudio
mismo de la Revista Espírita; pues algunos apartes podrían no contar con
el principio de la Universalidad del Pensamiento, o más allá de eso, podrían
contener hipótesis no confirmadas o falseadas por la misma universalidad del
pensamiento que surgen posteriormente.
La gravedad de Kardec no le permitía la ligereza de
sus comportamientos, menos aún en sus pensamientos y producción literaria. Y
como científico nato, sometía la elaboración de la Ciencia al Control
Universal de los Espíritus; es por esto por lo que, la garantía de
seguridad para la profundización de la Ciencia Espírita, desde Kardec hasta
hoy, siguen siendo las cinco obras fundamentales.
Los mismos
escrúpulos han regido la redacción de nuestras demás obras, de modo que con
absoluta verdad pudimos incluir en sus títulos la expresión según el
espiritismo, porque estábamos seguros de su conformidad con la enseñanza
general de los Espíritus. Lo mismo ocurre con esta, que, por motivos semejantes,
podemos presentar como complemento de las precedentes, con excepción, sin
embargo, de algunas teorías aún hipotéticas, que hemos tenido cuidado de
indicar como tales, y que deben ser consideradas simples opiniones personales,
hasta tanto sean confirmadas o rechazadas, a fin de que no pese sobre la
doctrina espírita la responsabilidad de ninguna de ellas (Allan Kardec, La
Génesis…, Introducción).
En conclusión, para profundizar en la base del
Espiritismo, debemos escudriñar metódica y organizadamente, sin pérdida de tiempo,
pero sin prisa, en el Libro de los Espíritus; enseguida, con igual rigor, las
demás obras publicadas por Kardec. Esto permitirá una garantía de seguridad
para contrastar el conocimiento bajo el Método de Universalidad del Pensamiento
y ampliar el andamiaje de la Ciencia Espírita bajo el criterio de la verdad,
sin permitirnos introducción de sistemas preconcebidos y alejados de la
realidad, que aunque de buena fe y por falta de experiencia, puedan mezclarse.
Hemos visto la introducción metódica en instituciones y grupos espíritas el estudio de obras complementarias de Kardec y de otros autores, lo que se constituye en un hecho loable. No obstante, sin adentrarnos en asuntos de rigor del método y la programación secuencial de temáticas del Espiritismo, como todo estudio debe tener para alcanzar el éxito, vamos a sintetizar nuestra opinión al respecto de por qué estudiar como primera medida las cinco obras fundamentales:
En la obra El
Libro de los Médiums (segunda obra publicada por Kardec), en el capítulo
III, ítem 35, se recomienda la lectura de las siguientes obras, a todos los que
deseen adquirir conocimientos
preliminares de la Ciencia Espírita: 1- ¿Qué es el Espiritismo? 2- El
Libro de los Espíritus. 3- El Libro de los Médiums, y 4- Revista
Espírita. Sin embargo, es El Libro
de los Espíritus la obra fundamental (y por tanto la que merece mayor y
primera profundización), como se lee en el libro “El Cielo y el Infierno…”:
“El Libro de los Espíritus” contiene las bases fundamentales del espiritismo: es la piedra angular del edificio. Todos los principios de la doctrina se encuentran expuestos en él, incluso los que constituyen la culminación de la obra. No obstante, era preciso darles un mayor desarrollo y deducir todas sus consecuencias y aplicaciones, a medida que esas bases se desplegaran mediante la enseñanza complementaria de los Espíritus y nuevas observaciones. Eso hicimos en “El Libro de los Médiums” y en “El Evangelio según el Espiritismo”, desde puntos de vista particulares; y eso mismo hacemos en esta obra, desde otro punto de vista, así como lo que haremos sucesivamente en las que aún nos quedan por publicar, que vendrán a su tiempo.
… No obstante, en realidad fue una obra más que Allan Kardec publicó, en enero de 1868: “La Génesis, los milagros y las profecías según el Espiritismo”, viniendo a desencarnar el 31 de marzo de 1869, es decir, 14 meses después.
Por otro lado, sabemos que la “Revista Espírita,
periódico de estudios psicológicos”, publicada de manera mensual, se
constituía en una dinámica de examen crítico y una forma de control por el
método de la Universalidad del Pensamiento, una especie de laboratorio
de unidad de los conceptos que Kardec, posteriormente compilaba, sintetizaba o
ampliaba para publicarlos en versiones acabadas y pulidas en las diferentes
obras. Así, en esa didáctica de control y elaboración que deducimos está
presente en el trabajo de Kardec, desde el 1º de enero de 1858 con la Revista
Espírita hasta la publicación de la última obra (La Génesis…) en marzo de
1869, todo el andamiaje de la ciencia espírita se encuentra codificado en sus
cinco obras (El libro de los Espíritus; El Libro de los Médiums; El
Evangelio Según el Espiritismo; El Cielo y el Infierno, o la justicia
Divina según el Espiritismo; La Génesis, los milagros y las predicciones
según el Espiritismo) y, las demás obras, en sus principios generales (El Espiritismo en su más simple expresión; ¿Qué es el Espiritismo?; Manual práctico de las manifestaciones espiritistas; Viaje Espírita en 1862; Resumen de la ley de los fenómenos espiritistas; Caracteres de la revelación espírita; Colección de oraciones espíritas; Vocabulario espírita; Catálogo razonado de obras susceptibles de servir a crear una biblioteca espírita) están contenidas en esas cinco obras fundamentales;
incluso la Revista Espírita, así como expresó Kardec en el último
párrafo de la introducción de la obra “La Génesis…”:
A menudo la Revista representa para nosotros un terreno de ensayo, destinado a sondear la opinión de los hombres y de los Espíritus sobre algunos principios, antes de admitirlos como partes constitutivas de la doctrina.
Después de la desencarnación de Kardec, hasta hoy, ¿Si la Revista Espírita era un terreno de ensayo, de sondeo de la opinión de hombres y espíritus, cuáles obras podríamos admitir como partes constitutivas del Espiritismo propiamente dicho? La respuesta salta a la vista: -La cinco obras fundamentales!. ¿Con qué contrastar las contenidos in extenso de la Revista Espírita frente a los principios de la Doctrina Espírita?: -Con las cinco obras fundamentales! Aunque parezca una respuesta obvia.
El trabajo posterior a la publicación de la última obra, fueron de 14 o más meses de notas para alguna otra publicación que estaba preparando Kardec; no obstante, sus notas dejadas fueron organizadas y publicadas con el título de “Obras Póstumas” (Oeuvres Posthumes) en París, Francia, en el año 1890 por la Société de Librairie Spirite. Si bien esta obra se basa en la organización posterior a la desencarnación de Kardec, su contenido no pueden incluirse dentro de las obras fundamentales, como bien no se hace, no obstante reconociéndoles el valor histórico y complementario.
El aprecio de la Revista Espírita se verifica, más allá de ser el “terreno de ensayo” y medio de control universal del pensamiento espírita, en la forma de verificación de la secuencia histórica de la producción de Kardec, en el cómo delineó el edificio doctrinario en la elaboración de los principios del Espiritismo.
Para los estudiosos de la Doctrina Espírita, quienes incluyen en sus programas de estudio la obra de la Revista Espírita, tengamos en cuenta las mismas recomendaciones de Kardec, y antes, profundicemos las cinco obras fundamentales para que sirva de contraste, incluso al estudio mismo de la Revista Espírita; pues algunos apartes podrían no contar con el principio de la Universalidad del Pensamiento, o más allá de eso, podrían contener hipótesis no confirmadas o falseadas por la misma universalidad del pensamiento que surgen posteriormente.
La gravedad de Kardec no le permitía la ligereza de
sus comportamientos, menos aún en sus pensamientos y producción literaria. Y
como científico nato, sometía la elaboración de la Ciencia al Control
Universal de los Espíritus; es por esto por lo que, la garantía de
seguridad para la profundización de la Ciencia Espírita, desde Kardec hasta
hoy, siguen siendo las cinco obras fundamentales.
Los mismos escrúpulos han regido la redacción de nuestras demás obras, de modo que con absoluta verdad pudimos incluir en sus títulos la expresión según el espiritismo, porque estábamos seguros de su conformidad con la enseñanza general de los Espíritus. Lo mismo ocurre con esta, que, por motivos semejantes, podemos presentar como complemento de las precedentes, con excepción, sin embargo, de algunas teorías aún hipotéticas, que hemos tenido cuidado de indicar como tales, y que deben ser consideradas simples opiniones personales, hasta tanto sean confirmadas o rechazadas, a fin de que no pese sobre la doctrina espírita la responsabilidad de ninguna de ellas (Allan Kardec, La Génesis…, Introducción).
En conclusión, para profundizar en la base del
Espiritismo, debemos escudriñar metódica y organizadamente, sin pérdida de tiempo,
pero sin prisa, en el Libro de los Espíritus; enseguida, con igual rigor, las
demás obras publicadas por Kardec. Esto permitirá una garantía de seguridad
para contrastar el conocimiento bajo el Método de Universalidad del Pensamiento
y ampliar el andamiaje de la Ciencia Espírita bajo el criterio de la verdad,
sin permitirnos introducción de sistemas preconcebidos y alejados de la
realidad, que aunque de buena fe y por falta de experiencia, puedan mezclarse.
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