jueves, 26 de agosto de 2021

SEXO EN LA ESPIRITUALIDAD

 

Imagen de referencia tomada de la Web: TV Mundo Maior

Por: Marco Tulio Michalick

Cuando desencarnamos y regresamos al Mundo Espiritual, sentimos algunas necesidades habituales que teníamos en el Mundo Material y que solo podrán ser superadas con el tiempo. La adaptación puede ser lenta o rápida según el grado de evolución de cada uno. Hambre, frío, dolor, sueño, higiene, sexo, son algunas situaciones en los que el Espíritu necesita readaptarse al nuevo hogar. Con el tiempo, sabrá que puede reemplazar la comida convencional de la Tierra por agua, el baño se tornará innecesario a medida que el Espíritu va evolucionando, no sentirá sueño como antes, el deseo sexual dará paso al amor recíproco; gradualmente estas sensaciones son reemplazadas por otras, y se agregan algunas nuevas, como la volición.

 

La literatura espírita nos revela que el sexo es algo divino, un flujo de alegría y felicidad para hombres y mujeres, pero al mismo tiempo la puerta sagrada y de entrada a nuestra evolución. Es decir, no hay nada de malo en el acto sexual siempre que sea practicado de forma regular y respetuosa. Entonces, ¿cómo es tratado el sexo en el mundo espiritual? Este cuestionamiento, a primera vista, puede resultar desconcertante porque muchos de nosotros pensamos que el sexo no existe en el mundo espiritual. Tal vez no aparezca en colonias en un nivel avanzado de evolución porque los Espíritus, que allí residen, vibran en un tono más alto. Esta vibración es alcanzada por el Espíritu a través de la mentalización, el estudio, trabajos edificantes y la protección de la espiritualidad Mayor que forma una especie de escudo alrededor de la colonia, no permitiendo que los malos pensamientos y las falanges malignas puedan penetrarla.



Próxima a la corteza terrestre se encuentra el Umbral, que alberga Espíritus con muy bajo tenor vibratorio. Debido a su escasa evolución moral, en el umbral mantienen relaciones sexuales con otros seres, en un ambiente de vampirización. Por otro lado, existe una situación preocupante con los encarnados que tienen sus pensamientos fijos en el sexo, lo que puede crear una conexión con los desencarnados que están en ese nivel de sintonía.

 

Durante el sueño, es común que los encarnados se desprendan del cuerpo físico y vayan al Mundo Espiritual para encontrarse con espíritus afines, desencarnados o encarnados, en lugares donde puedan armonizar sus mentes. Sin embargo, algunos encarnados buscan sexo en esferas de baja vibración. Esto sucede a través de una simple mentalización de encarnado a encarnado o encarnado a desencarnado, capaz de establecer una faja vibratoria que los conducirá hacia esos lugares. Cuando se trata de una mentalización de desencarnado a encarnado, ella ocurre si están en la misma faja vibratoria porque la persona que mantiene una conducta moral, cristiana y vibración elevada, donde prima el trabajo caritativo, estas entidades no conseguirán vampirizar al encarnado.

 

Estos Espíritus se encuentran en el Valle del Sexo del Mundo Espiritual o en lugares del Mundo Material donde la práctica de la prostitución es intensa o de vibración negativa. En este valle, los encarnados se diferencian de los desencarnados por el cordón fluido que los conecta con el cuerpo físico. Cuando la persona despierta de su sueño, no recuerda los acontecimientos, pero su mente guarda un registro de una sensación indefinida. Algo similar ocurre con los individuos que tienen una doble vida, es decir, un comportamiento social durante el día, pero por la noche, para satisfacer sus deseos carnales, frecuentan lugares cuya energía es la misma del valle del sexo.


Incluso en una relación conyugal, en la que debe haber una complicidad que incluya el sexo, además del apoyo mutuo, si una de las partes se siente rechazada o no amada, acabará buscando satisfacción en esferas inferiores, que pueden ser en el campo material o en el espiritual. Por lo tanto, el sexo debe ser visto como una obra de Dios, y debemos saber utilizar estas energías como un bien divino y no como un deseo animal que nunca se satisface, buscando nuevos encuentros tanto en un Mundo como en el otro. Es una fuerza poderosa que existe en el organismo espiritual que, si se libera indiscriminadamente, puede llevar al ser humano a la desilusión, la locura, o provocando graves enfermedades.

 

El iluminado Espíritu Emmanuel, en el libro Vida y Sexo, psicografiado por Chico Xavier, escribe el siguiente mensaje: “La energía sexual, como recurso de la ley de atracción, en la perpetuidad del Universo, es inherente a la propia vida, generando cargas magnéticas en todos los seres, debido a las potencialidades creativas que posee”.

 

André Luiz en Acción y Reacción, también psicografiado por Chico Xavier, escribe con sabiduría: “Examinando como fuerza actuante de la vida, frente a la creación incesante, el sexo, estrictamente hablando, palpitará en todo, desde la comunión de los principios subatómicos hasta la atracción de los astros porque, entonces, expresará el poder del amor, generado por el amor infinito de Dios”.

 

Los mensajes anteriores, revelan lo importante que es el sexo para nuestras vidas y la evolución espiritual. Es una energía que, dosificada y centralizada, debe canalizarse hacia una vida en comunión con el bien y psíquicamente tranquila.

 

Imagen de referencia, tomada de la Web: TV Mundo Maior

Una investigación realizada por la Unesco y publicada por la revista Veja, indica que los jóvenes en la actualidad, comienzan a tener una vida sexual temprana: las niñas a los 15 años y los niños a los 14. Otro dato relevante es que normalmente la primera relación no fue con su novio y sí con un “amante”, es decir, un extraño, prácticamente. En cuanto al embarazo, una encuesta realizada por la Universidad Federal de São Paulo revela que cada año nacen alrededor de un millón de bebés de madres solteras de entre 15 y 19 años. Y que de cada 100 adolescentes que se quedan embarazadas sin planificar, 25 ya tienen al menos un hijo.

 

Las cifras enumeradas anteriormente, son de vital importancia, porque nos dan una idea de la vida sexual de los jóvenes en el planeta. Conocemos la importancia de esta relación, de ahí nuestra preocupación por no ver el acto sexual como una necesidad carnal, sino como algo sublime que nos brinda el amor sincero, la familia, el placer de vivir, de sentirnos bien, evolucionar.

 

Texto original publicado en la Revista Cristiana de Espiritismo, edición Nº 20, año 2003.

 

Traducción al español: Oscar Cervantes Velásquez

Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís

Santa Marta – Colombia

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