miércoles, 25 de julio de 2018
LA CONVERSIÓN DEL PROFETA MOISÉS, DE POLITEÍSTA A MONOTEÍSTA
domingo, 15 de julio de 2018
CUANDO LA VIOLENCIA IRRUMPE EN NUESTRA COTIDIANIDAD
Vivimos
en nuestro país días aciagos, marcados por la acción persistente de la
violencia. Las crónicas judiciales de los diarios regionales anuncian, casi
como un réquiem cotidiano, la actividad delincuencial que azota a los
ciudadanos de bien, manteniendo en vilo a una sociedad que no halla salida a
semejante laberinto de dolor e inseguridad.
Innumerables
preguntas quedan sin respuesta ante el clamor de la ciudadanía que implora
soluciones a las autoridades, mientras se agudiza esta profunda crisis de
valores que corroe las bases de la sociedad. En vano, sociólogos, políticos y
periodistas ensayan teorías que pretenden justificar la violencia que se ensaña
contra el ciudadano indefenso. Algunos arguyen que la criminalidad es
consecuencia lógica de la crisis económica que azota nuestros tiempos, buscando
en las carencias materiales la raíz de los impulsos violentos.
En
medio de esta realidad, Colombia ha promulgado una nueva Ley de Seguridad
Ciudadana, destinada a disminuir los índices de criminalidad urbana. Sin
embargo, en este país de realidades complejas, donde “hecha la ley, hecha la
trampa”, los antisociales y, en particular, ciertos abogados defensores,
encuentran resquicios legales para devolver rápidamente a las calles a quienes,
sin el menor remordimiento, retoman su camino delictivo.
Desde
el conocimiento espírita, buscamos ofrecer luces de entendimiento ante la
dinámica de este fenómeno violento que asola nuestras ciudades y del que
participan, cada vez más, jóvenes casi salidos de la adolescencia, que con
severidad atentan contra la vida de quienes se interponen en sus fechorías.
La
mentora espiritual Joanna de Ángelis, en su obra Adolescencia y Vida, nos
recuerda que ya Aristóteles, tres siglos antes de Cristo, describía a los
adolescentes como impetuosos e irascibles, propensos a la irritabilidad y al
impulso sin control. Platón, por su parte, desaconsejaba el uso de bebidas
alcohólicas antes de los dieciocho años, temeroso de “añadir fuego al fuego” en
estos jóvenes tan fácilmente excitables.
Si
a esta naturaleza juvenil le sumamos, según revelaciones de diversas fuentes
espirituales, que nos hallamos en el advenimiento de una nueva era en la
humanidad, comprendemos que abismos y tinieblas (las fajas más inferiores de la
espiritualidad) se están limpiando, trayendo a la carne innumerables espíritus
comprometidos moralmente, que desde temprana edad se ven arrastrados hacia las
filas de la violencia, favorecidos por una deficiente educación en el hogar. Y
como bien afirma Joanna de Ángelis, “el hogar es la mejor escuela educativa, la
más eficiente, porque las lecciones allí suministradas son vivas e
impresionables, cargadas de emoción y fuerza”.
Amplía
aún más este concepto cuando asegura: “La familia equilibrada, estructurada con
respeto y amor, es fundamental para una sociedad justa y feliz.
Lamentablemente,
eso no es lo que ocurre, y de ahí resulta una sociedad juvenil desorganizada,
agresiva, cínica o depresiva, que deambula por los oscuros caminos de las
drogas, la violencia, el crimen y el desvarío sexual[1]”.
Bittencourt
Sampaio refuerza esta visión, recordándonos que: “Viven hoy en la Tierra un
mayor número de Espíritus encarnados que la totalidad de su población desde el
inicio de la vida planetaria. Hasta 1825, mil millones de criaturas humanas se
encontraban encarnadas; hasta 1925, la suma alcanzó dos mil millones, y
actualmente pasa de tres mil millones. Este hecho señala la magnitud de vuestra
época, pues en estos días, epílogo de un ciclo planetario, se limpian los
umbrales de la espiritualidad inferior, reformándose los museos de sufrimientos
purgatoriales, forjados a través de innumerables milenios…[2]”.
Pero
¿Qué puede hacer el ciudadano honrado que, día tras día, trabaja para suplir
sus necesidades, mientras no logra comprender cómo existen seres que desprecian
tanto la vida humana? Debemos aprender a lidiar con el psiquismo violento de
estos personajes, que, tarde o temprano, deberán enfrentarse con su propia
conciencia, padeciendo la angustia y el remordimiento por el mal practicado,
atravesando rescates dolorosos en el momento oportuno.
Es
por ello que hemos de aprender a afrontar este fenómeno social con serenidad y
conciencia, pues en cualquier instante podríamos convertirnos en víctimas de un
atraco callejero. ¿Cuál sería nuestra actitud ante semejante atropello? ¿Nos
resistiríamos? ¿Increparíamos al delincuente? ¿O adoptaríamos una actitud de
serenidad para proteger la vida, aún a costa de lo material?
Enfrentar
con violencia al violento ha costado la vida de muchos de manera miserable.
Esta reacción suele ser expresión de un orgullo aún latente que nos impide
aceptar ser humillados por quienes, utilizando la fuerza, nos obligan a
entregar bienes materiales que pueden recuperarse con el tiempo. Jesús de
Nazaret, conociendo las flaquezas del alma humana, dejó una enseñanza que aún
resuena para quienes aspiramos a ser sus discípulos:
“Al
que te golpee en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite la
capa, déjale también la túnica. A quien te pida, dale; y al que se lleve lo
tuyo, no se lo reclames” (Lucas 6:29-30).
Sabia
enseñanza que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la vivencia
evangélica, recordándonos que ningún bien material vale más que la propia vida,
y que, al optar por la mansedumbre, nos alineamos con el mensaje de Jesús,
avanzando en el camino de la renovación espiritual en medio de una sociedad
que, aunque convulsionada, transita hacia la luz.
LA SOCIEDAD ESPIRITISTA DE SANTA MARTA — SESMAR
Siguiendo con nuestras elucidaciones en torno a mi llegada al movimiento espírita en la ciudad de Santa Marta, anotadas en el artículo ant...

-
Los centros neurofluídicos o chakras (término hindú), son centros de energía en continuo movimiento alojados en distintas partes de nu...
-
Imagen de referencia tomada de la Web Hermano X Tomado del libro " Cartas y Crónicas " Después de la fiesta benéfica, en la que ...
-
Por: Herminio C. Miranda Imagen de referencia tomada de la Web: https://orgullogualeyo.com/el-aura/ “El periespíritu” - escribe ...