martes, 9 de abril de 2019

¿CUÁL ES LA FORMA O APARIENCIA DEL PERIESPÍRITU



Allan Kardec obtuvo de los Espíritus Superiores, en respuesta a la pregunta 95 de El Libro de los Espíritus, la siguiente revelación:

“El periespíritu asume la forma que le guste al Espíritu. De esa manera, el Espíritu puede ser reconocido por el hombre. Esto ocurre cuando es visto, a veces, en los sueños o en estado de vigilia. Otras veces en las apariciones, cuando asume una forma visible e incluso palpable”.

Ya en la pregunta 150ª, Allan Kardec obtuvo de los Espíritus Superiores la afirmación que la aparición del periespíritu en la vida espiritual es la misma de la última encarnación.

“El alma, sin el cuerpo material, ve su individualidad a través del fluido que lo envuelve y que representa la apariencia de su última encarnación: su periespíritu”.

En las preguntas 284 a 290, Allan Kardec obtuvo las siguientes revelaciones adicionales sobre el mismo tema:

“Los Espíritus constatan su individualidad por el periespíritu, que hace de ellos seres diferentes entre sí, como el cuerpo entre los hombres”.

"Los Espíritus se reconocen por la apariencia del periespíritu: el hijo reconoce a su padre y un amigo reconoce al otro. (...) Entonces, los parientes y amigos van al encuentro del alma buena que aman, la saludan como al regreso de un viaje y le ayudan a desprenderse de los lazos corporales”.

En la pregunta 321-B, Allan Kardec obtuvo de los Espíritus superiores la siguiente confirmación de la forma humana del periespíritu:

"El día de la conmemoración de los muertos, los Espíritus acuden, al llamado del pensamiento de sus familiares y amigos, bajo la forma por la cual eran conocidos en vida. Así serían reconocidos, si pudiesen hacerse visibles y ser vistos".

De esta manera, el periespíritu conserva la forma y la apariencia de la última encarnación del Espíritu. Su cuerpo fluídico o espiritual se asemeja al cuerpo material que tenía cuando se encarnó, aunque sea de naturaleza fluídica o etérea. Esto permite a los Espíritus reconocerse y restablecer en la vida espiritual, por afecto mutuo, las relaciones de simpatía y amistad que han establecieron en la vida terrena.

Prueba de eso lo encontramos en el Capítulo II: Espíritus Felices, de la Segunda Parte del libro El Cielo y el Infierno: el Espíritu del señor Jobard respondió de la siguiente forma a la pregunta que Allan Kardec le dirigió:

Kardec: ¿Cómo os veríamos si lo pudiéramos hacer?

Jobard: Me veríais con la apariencia del mismo Jobard que se sentaba a vuestra mesa.

En la Revista Espírita, Allan Kardec publicó el resultado de diversas evocaciones que hizo de varios Espíritus, a través de diferentes médiums. En ellas, los Espíritus evocados confirmaron que el periespíritu conservaba la misma forma y apariencia que tenían en la vida terrena. Como ejemplos, tenemos:

"No tengo más el cuerpo que tanto me hizo sufrir, pero tengo su apariencia (...) Ya me has visto muchas veces en tus sueños".

(Espíritu Júlia, enero de 1858, artículo: "¡Mamá, Aquí Estoy!").

“Me encuentro aquí bajo la apariencia de mi forma corpórea".

(Espíritu Georges, enero de 1858, artículo: "Una Conversación").

"Estoy aquí bajo la forma que tenía cuando vivo".

("El Tambor de Beresina", julio de 1858).

Además de eso, en el artículo "Apariciones", contenido en la Revista Espírita de diciembre de 1858, Allan Kardec registró lo siguiente:

·        El periespíritu no es obra de la imaginación, pues fueron los propios Espíritus los que lo revelaron. Su existencia puede ser constatada por los sentidos, porque pode ser visto y tocado, cuando pasa por una especie de condensación o por un cambio en la disposición molecular.

·   Separado del cuerpo material, el periespíritu tiene una forma determinada y limitada, y esta forma normal es la del cuerpo humano, aunque el Espíritu, a su voluntad, pueda darle las más variadas apariencias, por ser eminentemente plástico y flexible.

·       Los Espíritus generalmente aparecen a los hombres bajo una forma humana.

·   Los buenos Espíritus tienen ordinariamente una forma bella y regular: largos cabellos cayendo sobre las espaldas y amplias túnicas envolviendo al cuerpo. Pero si lo desean, ellos asumen exactamente todos los rasgos bajo los cuales fueron conocidos y, cuando sea necesario, la apariencia de la vestimenta.

En el artículo "Adrien, Médium Vidente", contenido en ese mismo número de la Revista Espírita, Allan Kardec mencionó que aquel extraordinario médium veía a los Espíritus bajo la forma humana, pudiendo hacer un retrato de sus características con notable semejanza. Así, gracias al periespíritu, el Espíritu es un ser real, con la forma y apariencia humana que tenía cuando encarnado.

Es bueno mencionar además que, en el artículo "Adrien, Médium Vidente, parte II", contenido en la Revista Espírita de enero de 1859, Allan Kardec reafirmó la forma humana del periespíritu con las siguientes palabras:

"La forma aparente de los Espíritus depende del periespíritu, cuya naturaleza, esencialmente flexible, se presta a todas las modificaciones que le quiera dar el Espíritu. Dejando el envoltorio material, el Espíritu lleva consigo su envoltorio etéreo, el cual constituye otra especie de cuerpo En su estado normal, tiene este cuerpo una forma humana, pero no calcado trazo a trazo sobre aquel que quedó, principalmente cuando fue dejado hace algún tiempo”.

"En los primeros instantes que siguen a la muerte y mientras existe un lazo entre las dos existencias, mayor es la similitud; ésta se apaga a medida que se opera el desprendimiento y que el Espíritu se vuelve más extraño a su último envoltorio. Sin embargo, él puede retomar siempre esa primera apariencia, tanto en cuanto a las facciones, como a la ropa, cuando juzga útil para darse a conocer; en general, sin embargo, esto requiere un gran esfuerzo de la voluntad. No es pues, de admirar que en ciertos casos la semejanza falla en algunos detalles: le bastan los rasgos principales”.

Además, en el artículo "La joven cataléptica de Suabia", contenido en la Revista Espírita de enero de 1866, Allan Kardec reafirmó de la siguiente manera la forma humana del periespíritu:

"Ella también ve a los que están muertos. Entonces, todavía queda algo. ¿Qué es lo que ella ve? No puede ser el cuerpo, que ya no existe; sin embargo, los ve con una forma humana, la que tuvieron en vida. Lo que ella ve es el alma vestida con su cuerpo fluídico o periespíritu”.

Aún, en el artículo "Fotografía del Pensamiento", publicado en la misma Revista, de junio de 1868, Allan Kardec presentó las consideraciones bajo la apariencia humana del periespíritu:

"Un espíritu se presenta a la vista de un encarnado dotado de visión psíquica, bajo la apariencia que tenía cuando vivo, en la época en que lo conocieron (...) su pensamiento reportándose a la época en que era así, el periespíritu toma instantáneamente las apariencias, que deja inmediatamente, desde que el pensamiento cesa de actuar. Si, pues, una vez fue negro y otro blanco, se presentará como negro o como blanco, conforme a las dos encarnaciones bajo la cual sea invocado, y a la cual se reportará su pensamiento”.

Con todos esos hechos espíritas, no queda la menor duda que el periespíritu conserva, en la vida espiritual, la forma y apariencia humana que tenía en la vida terrena. 


Tomado de la obra: "Periespíritu: lo que los Espíritus dijeron al respecto", de la autoría de Geziel Andrade.

Traducción al español: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa Marta - Colombia
Abril 9 de 2019

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