lunes, 29 de abril de 2024

LA CARIDAD BAJO LA ÓPTICA DE SAN VICENTE DE PAUL

De la Revista Espirita de agosto de 1858, tomamos la siguiente comunicación de San Vicente de Paul recibida en sesión del 8 de junio del mismo año, en la Sociedad de Estudios Espíritas dirigida por Allan Kardec.

En ella, Vicente de Paul aborda el tema de la caridad, oportunidad aprovechada por el emérito maestro lionés para realizar una serie de preguntas que despejan dudas, para muchos, acerca de la manera de encarar el apoyo a tantos necesitados que se nos aproximan en busca de ayuda material a sus necesidades.

Imagen tomada de la Web.

Agradecemos a san Vicente de Paúl por la bella y buena comunicación que ha tenido a bien darnos.

    Resp. Gustaría que fuese provechosa para todos.

¿Podríais permitirnos algunas preguntas complementarias con respecto a lo que acabáis de decirnos?

    Resp. Lo consiento; mi objetivo es el de esclareceros; preguntad lo que deseáis.

1.   La caridad puede entenderse de dos maneras: la limosna propiamente dicha y el amor a los semejantes. Cuando nos habéis dicho que era preciso dejar al corazón abrirse al ruego del desdichado que nos tiende la mano, sin preguntarle si su miseria es fingida, ¿habéis querido hablar de la caridad desde el punto de vista de la limosna?

Resp. Sí, solamente en ese párrafo.

2.   Nos habéis dicho que era preciso dejar a la justicia de Dios la apreciación de la miseria fingida; sin embargo, nos parece que dar sin discernimiento a personas que no tienen necesidad o que podrían ganarse la vida con un trabajo honesto, es estimular el vicio y la pereza. Si los perezosos encontrasen muy fácilmente la bolsa de los otros abierta, se multiplicarían al infinito, en detrimento de los verdaderos desdichados.

Resp. Podéis discernir los que pueden trabajar, y entonces la caridad os obliga a hacer todo para proporcionarles trabajo; pero también hay pobres mentirosos que saben simular hábilmente las miserias que no pasan; es para éstos que es preciso dejar a Dios toda la justicia.

3.   Aquel que sólo puede dar una moneda y que tiene que elegir entre dos desdichados que le piden, ¿no tiene razón en indagar quién es el que realmente tiene más necesidad, o debe dar sin examen al primero que llega?

Resp. Debe dar a aquel que parezca sufrir más.

4.   ¿Puede considerarse también como haciendo parte de la caridad la manera de hacerla?

Resp. Es sobre todo en la manera de hacerla que la caridad es verdaderamente meritoria; la bondad es siempre el indicio de una bella alma.

5.   ¿Qué tipo de mérito otorgáis a los que son llamados benefactores rudos?

Resp. No hacen el bien sino por la mitad. Sus beneficios son recibidos, pero no conmueven.

6.   Jesús ha dicho: «Que vuestra mano izquierda no sepa lo que da vuestra derecha». Aquellos que dan por ostentación, ¿tienen alguna especie de mérito?

Resp. No tienen sino el mérito del orgullo, por el cual serán punidos.

7.   La caridad cristiana, en su más amplia acepción, ¿no abarca también la dulzura, la benevolencia y la indulgencia para con las debilidades ajenas?

Resp. Imitad a Jesús; Él os ha dicho todo esto; escuchadlo más que nunca.

8.   ¿Es bien entendida la caridad cuando es exclusiva entre las personas de una misma opinión o de un mismo partido?

Resp. No; es sobre todo el espíritu de secta y de partido que es preciso abolir, porque todos los hombres son hermanos. Es sobre esta cuestión que concentramos nuestros esfuerzos.

9.   Supongamos que un individuo ve a dos hombres en peligro y que sólo pueda salvar a uno, pero uno es su amigo y otro su enemigo; ¿a cuál de los dos debe salvar?

Resp. Debe salvar a su amigo, porque este amigo podría reclamar de aquel que decía amarlo; en cuanto al otro, Dios se encargará de él. 

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