Imagén de referencia, tomada de la Web: https://www.inova.com.mx/blog/sonar-no-cuesta-nada-en-el-dia-mundial-de-sonar/ |
Tamaña sorpresa me he llevado cuando, sumergido en las acogedoras profundidades del sueño, recibí una inusual invitación al paraíso. Si, ese paraíso del que tanto nos han hablado desde niños y el cual es, casi imposible de alcanzar, si nuestra existencia ha estado enmarcada dentro de los principios cristianos en los cuales nos han criado a muchos. Sin embargo, a lo hecho pecho, decidí aceptar sin pensarlo mucho, aspirando encontrar las maravillas del tan anhelado edén.
Más, para asombro mío, note con extrañeza que no nos esperaba San Pedro, como tantas veces lo han ilustrado, de una u otra manera, quienes especulan en torno a este celebre personaje de la vida cristiana, tanto en historietas como en la literatura religiosa. En su defecto, me encontré con mi conciencia, esa muchas veces tirana de nuestros comportamientos, recordándome las muchas veces en la que, haciendo uso de mi libre albedrío, lo despilfarraba en hechos que poco o nada aportaban a mi crecimiento espiritual. Cuánto dolor me causaba esos recuerdos, lo reconozco. Jamás pensé que esta invitación me llevaría a un reencuentro con el lado oscuro de mi personalidad, egoísta e irreflexiva, que tanto sufrimiento ha generado en aquellos que amaba y, también, en quienes no pertenecían a mi circulo afectivo.
Pero, con el pasar del tiempo, que parecían días, tuve la hermosa oportunidad de reencontrarme con seres queridos, que creía descansaban en paz, y vaya impresión me he llevado al verlos activos y laboriosos, en contravía con lo que habitualmente pensamos ante la ausencia, de quienes mueren; además, muchos desconocidos (para mi), me identificaban y se alegraban de poder tener este acercamiento, poco común, en quienes no tenemos ni la más mínima idea de la importancia del conocimiento de las cosas espirituales en la vida del hombre. Fue una experiencia hermosa, que poca semejanza tiene con aquellos que han vivido una experiencia parecida, pero al borde o cercanía de la muerte.
Les aseguro
que si me vuelven a invitar con gusto aceptaré, pues el aprendizaje recibido en
esta corta experiencia trajo para mí nuevas enseñanzas y una visión totalmente
diferente de lo que mal llamamos morir.
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