jueves, 10 de octubre de 2019

MISTIFICACIÓN Y ANIMISMO



La palabra mistificar significa “abusar de la credulidad de; engañar, ilusionar, burlar, estafar, embaucar, sorprender”. Quien quiera que se dedique a la práctica mediúmnica debe estar atento a este hecho.

Existe la mistificación provocada por el encarnado y la que es promovida por los no encarnados. En ambos casos, es necesaria mucha cautela y firmeza para no dejarse engañar.

“(…) Las mistificaciones constituyen los escollos más desagradables del Espiritismo práctico” (…). Para evitarlas, “(…) existe un medio sencillo: que no pidáis al Espiritismo más que lo que os pueda dar (…)”. Ahora bien, sabiendo que la finalidad mayor del Espiritismo es el mejoramiento moral de la Humanidad, si no nos apartamos de este objetivo, difícilmente seremos engañados, (…) porque no existe más que una manera de comprender la verdadera moral, la que todo hombre con sentido común puede admitir (…)”.

Si entendemos que los Espíritus superiores procuran siempre instruirnos y guiarnos por el camino del bien, sabremos rechazar cualquier instrucción que pueda proporcionarnos ventajas materiales o favorecer nuestras pasiones mezquinas.

Los Espíritus livianos son los que “(…) se complacen en causar pequeños contratiempos y alegrías superficiales e intrigas, de inducir malévolamente al error, por medio de mistificaciones y de sutilezas (…)”.

“La astucia de los Espíritus mistificadores supera a veces todo lo que se pueda imaginar. El arte con que disponen sus baterías y combinan los medios de persuadir, sería algo curioso si no fuera más allá de las simples bromas; sin embargo, las mistificaciones pueden tener consecuencias desagradables para los que no estén prevenidos. (…) Entre los recursos que esos Espíritus emplean, deben colocarse en la primera fila, por ser los más frecuentes, los que tienen por finalidad tentar la codicia, como la revelación de supuestos tesoros ocultos, el anuncio de herencias u otras fuentes de riquezas. Además, deben considerarse sospechosas, a primera vista, las predicciones con época determinada, así como todas las indicaciones precisas relativas a intereses materiales. Corresponde que no se den los pasos prescriptos o aconsejados por los Espíritus, cuando el fin no sea eminentemente racional; que nunca se deje alguien deslumbrar por los nombres que los Espíritus toman para dar apariencia de veracidad a sus palabras; desconfiar de las teorías y sistemas científicos osados; en fin, de todo lo que se aparte del objetivo moral de las manifestaciones (…)”.

De manera general, estos son medios para evitar las mistificaciones.

¿Qué es animismo?

Animismo es el estado en que opera el Espíritu del médium y no el del no encarnado.

“(…) El estancamiento de nuestra mente, hoy, en determinadas situaciones, puede motivar, en el futuro, la manifestación de fenómenos anímicos, del mismo modo que tal estancamiento o fijación, si fue realizado en el pasado, se exterioriza en el presente (…).

Por lo tanto, muchas veces, lo que se asemeja a un trance mediúmnico, con todas las apariencias de que existe la interferencia de un Espíritu, no es más que el médium, por supuesto el médium desequilibrado, que revive escenas y acontecimientos tomados de su propio mundo subconsciente, fenómeno este motivado por el contacto magnético, por la aproximación de entidades que comparten sus remotas experiencias (…)”.

“(…) No debemos confundir mistificación con animismo. En la primera tenemos la mentira; en el segundo, el desequilibrio psíquico”.

“(…) Muchos compañeros que se han enrolado en el servicio de implantación de la Nueva Era, bajo la égida del Espiritismo, han convertido la teoría animista en un obstáculo injustificable, que les ha bloqueado preciosas oportunidades de realización del bien; por lo tanto, no corresponde que adoptemos como adecuadas las palabras “mistificación inconsciente o subconsciente” para bautizar al fenómeno (…).”

La persona pasible de animismo es un «(…) enfermo mental, que requiere nuestro mayor cariño para recuperarse. Para curar su inquietud, sin embargo, no nos bastan los diagnósticos complicados o las meras definiciones técnicas en el campo verbal, si falta el calor de la asistencia amistosa”.

“(…) En el fenómeno anímico el médium se expresa como si allí estuviera, realmente, un Espíritu para comunicarse.

El médium en tales condiciones debe ser tratado con la misma atención que suministramos a los sufridores que se comunican (…).

El médium proclive al animismo es un recipiente defectuoso que puede ser reparado y restituido al servicio, mediante la comprensión del dirigente o destituido por su falta de comprensión.

De no ser comprendido, puede ser víctima de la obsesión (…)”.


Para mayores estudios acerca del tema Animismo, sugerimos la lectura de las siguientes obras:

ü    AKSAKOF, Alejandro. Animismo y Espiritismo.
ü    BOZZANO, Ernesto. ¿Animismo o Espiritismo?


Tomado del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espírita.

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