La palabra mistificar significa “abusar de la
credulidad de; engañar, ilusionar, burlar, estafar, embaucar, sorprender”. Quien
quiera que se dedique a la práctica mediúmnica debe estar atento a este hecho.
Existe la mistificación provocada por el
encarnado y la que es promovida por los no encarnados. En ambos casos, es
necesaria mucha cautela y firmeza para no dejarse engañar.
“(…) Las mistificaciones constituyen los
escollos más desagradables del Espiritismo práctico” (…). Para evitarlas, “(…)
existe un medio sencillo: que no pidáis al Espiritismo más que lo que os pueda
dar (…)”. Ahora bien, sabiendo que la finalidad mayor del Espiritismo es el
mejoramiento moral de la Humanidad, si no nos apartamos de este objetivo,
difícilmente seremos engañados, (…) porque no existe más que una manera de comprender
la verdadera moral, la que todo hombre con sentido común puede admitir (…)”.
Si entendemos que los Espíritus superiores
procuran siempre instruirnos y guiarnos por el camino del bien, sabremos
rechazar cualquier instrucción que pueda proporcionarnos ventajas materiales o
favorecer nuestras pasiones mezquinas.
Los Espíritus livianos son los que “(…) se
complacen en causar pequeños contratiempos y alegrías superficiales e intrigas,
de inducir malévolamente al error, por medio de mistificaciones y de sutilezas
(…)”.
“La astucia de los Espíritus mistificadores
supera a veces todo lo que se pueda imaginar. El arte con que disponen sus
baterías y combinan los medios de persuadir, sería algo curioso si no fuera más
allá de las simples bromas; sin embargo, las mistificaciones pueden tener
consecuencias desagradables para los que no estén prevenidos. (…) Entre los
recursos que esos Espíritus emplean, deben colocarse en la primera fila, por
ser los más frecuentes, los que tienen por finalidad tentar la codicia, como la
revelación de supuestos tesoros ocultos, el anuncio de herencias u otras
fuentes de riquezas. Además, deben considerarse sospechosas, a primera vista,
las predicciones con época determinada, así como todas las indicaciones
precisas relativas a intereses materiales. Corresponde que no se den los pasos
prescriptos o aconsejados por los Espíritus, cuando el fin no sea eminentemente
racional; que nunca se deje alguien deslumbrar por los nombres que los Espíritus
toman para dar apariencia de veracidad a sus palabras; desconfiar de las
teorías y sistemas científicos osados; en fin, de todo lo que se aparte del
objetivo moral de las manifestaciones (…)”.
De manera general, estos son medios para
evitar las mistificaciones.
¿Qué es animismo?
Animismo es el estado en que opera el
Espíritu del médium y no el del no encarnado.
“(…) El estancamiento de nuestra mente, hoy,
en determinadas situaciones, puede motivar, en el futuro, la manifestación de
fenómenos anímicos, del mismo modo que tal estancamiento o fijación, si fue
realizado en el pasado, se exterioriza en el presente (…).
Por lo tanto, muchas veces, lo que se asemeja
a un trance mediúmnico, con todas las apariencias de que existe la
interferencia de un Espíritu, no es más que el médium, por supuesto el médium
desequilibrado, que revive escenas y acontecimientos tomados de su propio mundo
subconsciente, fenómeno este motivado por el contacto magnético, por la
aproximación de entidades que comparten sus remotas experiencias (…)”.
“(…) No debemos confundir mistificación con
animismo. En la primera tenemos la mentira; en el segundo, el desequilibrio
psíquico”.
“(…) Muchos compañeros que se han enrolado en
el servicio de implantación de la Nueva Era, bajo la égida del Espiritismo, han
convertido la teoría animista en un obstáculo injustificable, que les ha
bloqueado preciosas oportunidades de realización del bien; por lo tanto, no
corresponde que adoptemos como adecuadas las palabras “mistificación inconsciente
o subconsciente” para bautizar al fenómeno (…).”
La persona pasible de animismo es un «(…)
enfermo mental, que requiere nuestro mayor cariño para recuperarse. Para curar
su inquietud, sin embargo, no nos bastan los diagnósticos complicados o las
meras definiciones técnicas en el campo verbal, si falta el calor de la
asistencia amistosa”.
“(…) En el fenómeno anímico el médium se
expresa como si allí estuviera, realmente, un Espíritu para comunicarse.
El médium en tales condiciones debe ser
tratado con la misma atención que suministramos a los sufridores que se
comunican (…).
El médium proclive al animismo es un
recipiente defectuoso que puede ser reparado y restituido al servicio, mediante
la comprensión del dirigente o destituido por su falta de comprensión.
De no ser comprendido, puede ser víctima de
la obsesión (…)”.
Para mayores estudios acerca del tema
Animismo, sugerimos la lectura de las siguientes obras:
ü
AKSAKOF,
Alejandro. Animismo y Espiritismo.
ü
BOZZANO,
Ernesto. ¿Animismo o Espiritismo?
Tomado del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espírita.
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