lunes, 9 de septiembre de 2019

EL DEBER SER



        Muchas son las dádivas que has recibido de la divinidad, en el largo devenir de las múltiples reencarnaciones que hasta hoy has experimentado. Sin embargo, cuántas veces te has preguntado ¿qué tanto me he aprovechado de ellas para mi crecimiento espiritual?

        Más no es la multiplicidad de experiencias reencarnatorias lo que te enaltece como Espíritu, sino el buen uso que haces de las mismas, enriqueciendo tu acervo de conocimientos intelectuales y la puesta en práctica de las conductas morales atesoradas en la relación para con tu prójimo.

        Son tantas las dificultades enfrentadas en el transcurrir de las diferentes encarnaciones, que deberías se un maestro en el manejo de las mismas, empero, cada vez que ellas aparecen en tu vida, dudas, vacilas y aún te sientes abandonado, desconociendo las leyes espirituales que rigen las relaciones entre el hombre y la divinidad, teniendo que recomenzar lecciones que ya han debido ser aprendidas.

        Reacciona, aún estás a tiempo para reiniciar un nuevo ciclo de reencarnaciones en busca de la renovación necesaria que te haga sentir que la esperanza de mejores días han de llegar, removiendo los cimientos que la insania y la desidia espiritual generaron en ti, y de esta manera, recomenzar con fe y optimismo, un nuevo despertar.


Aprovecha al máximo las experiencias positivas del pasado, irguiéndote cuál ave fénix, para tu bienestar futuro, avizorando un nuevo amanecer en este ciclo planetario que se avecina, el cual te acogerá como al hijo grato que regresa al redil, recordándonos la parábola del “hijo prodigo”, que con tanta sapiencia nos enseño Jesús.

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