lunes, 25 de febrero de 2019

LOS SUEÑOS: MENSAJES DEL SUBCONSCIENTE PARA LIBERAR EL CONSCIENTE

Imagen tomada de la Web: https://refugiodelalma.com/tus-suenos-se-repiten-esto-es-lo-que-tu-subconsciente-quiere-comunicarte.html

Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa Marta - Colombia
Febrero 25 de 2019

El dormir en el ser humano es un estado en el cual se presenta un cese de las actividades físico-motoras y sensoriales; se presenta además, un desprendimiento del Espíritu encarnado, fenómeno este denominado emancipación del alma, el cual representa un invaluable reconstituyente para el soma orgánico. En el mismo, hay un desplazamiento del cuerpo físico con debilitamiento de los lazos que lo unen al Espíritu, permitiéndole actuar con mayor libertad. De esta manera, el Espíritu recorre el espacio y entra en relación más directa con los otros Espíritus[1]. El sueño es el recuerdo de los hechos y acontecimientos ocurridos mientras dormimos.  

Estudiosos aseguran que dormimos más de un tercio de nuestras vidas, siendo  la actividad onírica, una experiencia de enriquecimiento espiritual. Para la Doctrina Espírita mientras el hombre duerme, el Espíritu jamás está inactivo y muchas veces tiene el recuerdo del pasado y a veces la predicción del futuro.

Entre los antiguos y particularmente entre los hebreos, la interpretación de los sueños tomaba la connotación de presagios, revelación de verdades ocultas y algunas veces como exhortaciones o avisos de parte de Dios. Es ya famosa la interpretación que hizo José al faraón de Egipto, el cual quedó intrigado y sin respuesta correcta por parte de los sabios, adivinos y magos que tenía a su disposición. En el sueño el faraón observa que, “en el primer sueño, el rey ve salir del río Nilo siete vacas gordas y sanas seguidas por siete vacas flacas y enfermas. Entonces, las vacas flacas se tragan a las gordas. En el segundo sueño ve siete espigas grandes y cargadas de grano, tras lo cual ve siete espigas delgadas y marchitas que se tragan a las primeras[2]”. El desenlace de esta historia es bien conocida por el mundo cristiano.

No podemos tratar el tema de los sueños sin mencionar al médico neurólogo Sigmund Freud, reconocido como padre del psicoanálisis. Freud “planteaba que los sueños son una expresión alucinatoria de deseos no reconocidos y por consecuencia, una vía privilegiada de acceso al inconsciente. De esta forma, los sueños servirían para comunicar todo aquello que la mente consciente no puede aceptar. Aquellos deseos inconscientes que no se quieren reconocer, se expresarían en forma simbólica a través de los sueños”.

“Para Sigmund Freud la infancia es un periodo clave de nuestra vida psíquica, hasta el punto que de adultos la mayoría de los sueños se relacionan con los deseos, traumas y recuerdos de la infancia.  Los sueños serían un recordatorio constante de aquello que la consciencia ha reprimido y que nos negamos a aceptar. En definitiva, el sueño es una herramienta psíquica para conseguir franquear la barrera que hay entre el inconsciente, la memoria profunda y el consciente[3]”.

Es imposible desconocer o desligar la información recibida a través de la actividad onírica del subconsciente. Gustavo Geley en su obra “Del Inconsciente al Consciente”, afirma que, “con los trabajos contemporáneos, el psiquismo subconsciente aparece cada vez más complejo y variado. Su papel resalta nítida y preponderante en todos los dominios de la vida intelectual y afectiva”.

Y continúa, “la tesis bien conocida del Dr. Chabaneix, “el subconsciente en los artistas, en los sabios y en los escritores”, da cierto número de ejemplos particularmente salientes. En realidad los ejemplos son innumerables. Se puede decir que no hay artista, no hay sabio ni escritor de algún valor, que no conozca por experiencia personal, por poco apto que sea para la auto observación, la importancia sin igual del subconsciente”.

Juana de Ángelis, la reconocida mentora espiritual de Divaldo Franco, considera al “subconsciente como parte del inconsciente, aflorando a la conciencia con sus contenidos, alterando el comportamiento humano… Es él quien se manifiesta en los sueños”[4].

De Ángelis considera que, “la complejidad de los sueños ha merecido de los especialistas en el área del psiquismo valiosas colocaciones, en continuas tentativas de interpretarlos. Originados en su mayoría, en el área del subconsciente, revelan más al respecto del ser humano de lo que se puede sospechar en un análisis apresurado. En esa faja están archivadas las memorias de los acontecimientos vividos, así como aquellos que fueron observados desde la infancia, que se liberan en los momentos del sueño y se presentan en formas variadas, inclusive, perturbadoras.

Anhelos y miedos no digeridos, acontecimientos incomprendidos y palabras consideradas como gestos agresivos, educación castradora, interrogantes sin respuesta, que se transformaron en conflictos de la personalidad, prosiguen aguardando esclarecimientos y liberación, que se representan en el área de los sueños. Los más antiguos, al ser los más preservados por la manera repetida como han sido archivados, afloran con frecuencia, produciendo estados oníricos tumultuosos, que producen pavor y se transforman con el tiempo en problemas graves en la conducta y en las relaciones interpersonales. De la misma forma, las impresiones agradables y saludables, las victorias y alegrías, las aspiraciones realizadas y los deseos satisfechos acuden, en los momentos del sueño, produciendo agradables manifestaciones en forma de sueños”.

Y reafirma Juana de Ángelis lo que los Espíritus Superiores respondieron a Allan Kardec en la pregunta 402 de El Libro de los Espíritus, del capítulo VII, Emancipación del Alma: “Sin duda en muchos casos, el Yo Superior, el Espíritu, al dislocarse del cuerpo, realiza viajes y mantiene contactos con otros, cuyas impresiones son registradas por el cerebro y se presentan benéficas, gratificantes, en el campo onírico.

Igualmente, la libido representa un papel importante en ese campo en razón de los deseos, de las frustraciones y de los impulsos sexuales contenidos, mal dirigidos o excesivamente liberados.

Tales acontecimientos son automáticos, consecuentes con muchos factores como la exaltación, el estrés, la depresión, las fobias, los deseos… Todo deseo fuertemente accionado, libera del subconsciente las cargas archivadas, que retornan al campo de la consciencia como sueños, recuerdos, memorias”[5]

De esta manera, la multiplicidad de escenas e imágenes que enriquecen nuestra actividad onírica, deben ser tratados con idoneidad para poder ser desencriptadas y decodificadas a través de la razón y lograr identificar el mensaje del subconsciente, drenándolos a través de la conciencia y así librarnos de fobias, manías, miedos y otras actividades perturbadoras, los cuales se convierten en conflictos existenciales difíciles de desarraigar de nuestra vida.

Cuenta la historia que, Abraham Lincoln vio, en sueños, escenas de su propio velatorio, una semana antes de ser asesinado, relatándolo al amigo Ward Lamon, quien escribió el episodio en su diario. En Plutarco se puede leer la trágica historia del asesinato de Julio César y el sueño premonitorio de su mujer Calpurnia, que hizo cuanto pudo para impedir que su marido fuera al senado. También Juana de Arco predijo su propia muerte al igual que David Fabricius, astrónomo alemán, predijo que moriría el 7 de Mayo de 1617, ese día tomó todas las precauciones para evitarlo y no salió de su casa. Por fin a las diez de la noche salió a tomar el aire y un campesino le mató.

Queremos finalizar estas apreciaciones sobre el complejo tema de los sueños citando a Gabriel Delanne, quien en su obra “La Evolución Anímica”, afirma que “el mecanismo de la memoria latente demuestra que muchos hechos completamente olvidados y que parecen haber sido destruidos para siempre han dejado un rastro indeleble en el subconsciente, que es la base de nuestra Individualidad indestructible: ¡el Espíritu!”.




[1] Allan Kardec, El Libro de los Espíritus, pregunta 401
[2] Genesis 41:1-8.
[3] http://despertardivino.cl/site/interpretacion-de-suenos/leccion-no1/
[4] Divaldo Franco/Juana de Ángelis, Autodescubrimiento, El subconsciente. Ediciones Juana de Ángelis, Buenos Aires, pág. 57.
[5] Juana de Ángelis/Divaldo Franco, Autodescubrimiento, cap. VII, El Ser Subconsciente, Subconsciente y sueños. Ediciones Juana de Ángelis, Buenos Aires, Argentina, 1997.


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