lunes, 25 de febrero de 2019

LOS SUEÑOS: MENSAJES DEL SUBCONSCIENTE PARA LIBERAR EL CONSCIENTE

Imagen tomada de la Web: https://refugiodelalma.com/tus-suenos-se-repiten-esto-es-lo-que-tu-subconsciente-quiere-comunicarte.html

Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa Marta - Colombia
Febrero 25 de 2019

El dormir en el ser humano es un estado en el cual se presenta un cese de las actividades físico-motoras y sensoriales; se presenta además, un desprendimiento del Espíritu encarnado, fenómeno este denominado emancipación del alma, el cual representa un invaluable reconstituyente para el soma orgánico. En el mismo, hay un desplazamiento del cuerpo físico con debilitamiento de los lazos que lo unen al Espíritu, permitiéndole actuar con mayor libertad. De esta manera, el Espíritu recorre el espacio y entra en relación más directa con los otros Espíritus[1]. El sueño es el recuerdo de los hechos y acontecimientos ocurridos mientras dormimos.  

Estudiosos aseguran que dormimos más de un tercio de nuestras vidas, siendo  la actividad onírica, una experiencia de enriquecimiento espiritual. Para la Doctrina Espírita mientras el hombre duerme, el Espíritu jamás está inactivo y muchas veces tiene el recuerdo del pasado y a veces la predicción del futuro.

Entre los antiguos y particularmente entre los hebreos, la interpretación de los sueños tomaba la connotación de presagios, revelación de verdades ocultas y algunas veces como exhortaciones o avisos de parte de Dios. Es ya famosa la interpretación que hizo José al faraón de Egipto, el cual quedó intrigado y sin respuesta correcta por parte de los sabios, adivinos y magos que tenía a su disposición. En el sueño el faraón observa que, “en el primer sueño, el rey ve salir del río Nilo siete vacas gordas y sanas seguidas por siete vacas flacas y enfermas. Entonces, las vacas flacas se tragan a las gordas. En el segundo sueño ve siete espigas grandes y cargadas de grano, tras lo cual ve siete espigas delgadas y marchitas que se tragan a las primeras[2]”. El desenlace de esta historia es bien conocida por el mundo cristiano.

No podemos tratar el tema de los sueños sin mencionar al médico neurólogo Sigmund Freud, reconocido como padre del psicoanálisis. Freud “planteaba que los sueños son una expresión alucinatoria de deseos no reconocidos y por consecuencia, una vía privilegiada de acceso al inconsciente. De esta forma, los sueños servirían para comunicar todo aquello que la mente consciente no puede aceptar. Aquellos deseos inconscientes que no se quieren reconocer, se expresarían en forma simbólica a través de los sueños”.

“Para Sigmund Freud la infancia es un periodo clave de nuestra vida psíquica, hasta el punto que de adultos la mayoría de los sueños se relacionan con los deseos, traumas y recuerdos de la infancia.  Los sueños serían un recordatorio constante de aquello que la consciencia ha reprimido y que nos negamos a aceptar. En definitiva, el sueño es una herramienta psíquica para conseguir franquear la barrera que hay entre el inconsciente, la memoria profunda y el consciente[3]”.

Es imposible desconocer o desligar la información recibida a través de la actividad onírica del subconsciente. Gustavo Geley en su obra “Del Inconsciente al Consciente”, afirma que, “con los trabajos contemporáneos, el psiquismo subconsciente aparece cada vez más complejo y variado. Su papel resalta nítida y preponderante en todos los dominios de la vida intelectual y afectiva”.

Y continúa, “la tesis bien conocida del Dr. Chabaneix, “el subconsciente en los artistas, en los sabios y en los escritores”, da cierto número de ejemplos particularmente salientes. En realidad los ejemplos son innumerables. Se puede decir que no hay artista, no hay sabio ni escritor de algún valor, que no conozca por experiencia personal, por poco apto que sea para la auto observación, la importancia sin igual del subconsciente”.

Juana de Ángelis, la reconocida mentora espiritual de Divaldo Franco, considera al “subconsciente como parte del inconsciente, aflorando a la conciencia con sus contenidos, alterando el comportamiento humano… Es él quien se manifiesta en los sueños”[4].

De Ángelis considera que, “la complejidad de los sueños ha merecido de los especialistas en el área del psiquismo valiosas colocaciones, en continuas tentativas de interpretarlos. Originados en su mayoría, en el área del subconsciente, revelan más al respecto del ser humano de lo que se puede sospechar en un análisis apresurado. En esa faja están archivadas las memorias de los acontecimientos vividos, así como aquellos que fueron observados desde la infancia, que se liberan en los momentos del sueño y se presentan en formas variadas, inclusive, perturbadoras.

Anhelos y miedos no digeridos, acontecimientos incomprendidos y palabras consideradas como gestos agresivos, educación castradora, interrogantes sin respuesta, que se transformaron en conflictos de la personalidad, prosiguen aguardando esclarecimientos y liberación, que se representan en el área de los sueños. Los más antiguos, al ser los más preservados por la manera repetida como han sido archivados, afloran con frecuencia, produciendo estados oníricos tumultuosos, que producen pavor y se transforman con el tiempo en problemas graves en la conducta y en las relaciones interpersonales. De la misma forma, las impresiones agradables y saludables, las victorias y alegrías, las aspiraciones realizadas y los deseos satisfechos acuden, en los momentos del sueño, produciendo agradables manifestaciones en forma de sueños”.

Y reafirma Juana de Ángelis lo que los Espíritus Superiores respondieron a Allan Kardec en la pregunta 402 de El Libro de los Espíritus, del capítulo VII, Emancipación del Alma: “Sin duda en muchos casos, el Yo Superior, el Espíritu, al dislocarse del cuerpo, realiza viajes y mantiene contactos con otros, cuyas impresiones son registradas por el cerebro y se presentan benéficas, gratificantes, en el campo onírico.

Igualmente, la libido representa un papel importante en ese campo en razón de los deseos, de las frustraciones y de los impulsos sexuales contenidos, mal dirigidos o excesivamente liberados.

Tales acontecimientos son automáticos, consecuentes con muchos factores como la exaltación, el estrés, la depresión, las fobias, los deseos… Todo deseo fuertemente accionado, libera del subconsciente las cargas archivadas, que retornan al campo de la consciencia como sueños, recuerdos, memorias”[5]

De esta manera, la multiplicidad de escenas e imágenes que enriquecen nuestra actividad onírica, deben ser tratados con idoneidad para poder ser desencriptadas y decodificadas a través de la razón y lograr identificar el mensaje del subconsciente, drenándolos a través de la conciencia y así librarnos de fobias, manías, miedos y otras actividades perturbadoras, los cuales se convierten en conflictos existenciales difíciles de desarraigar de nuestra vida.

Cuenta la historia que, Abraham Lincoln vio, en sueños, escenas de su propio velatorio, una semana antes de ser asesinado, relatándolo al amigo Ward Lamon, quien escribió el episodio en su diario. En Plutarco se puede leer la trágica historia del asesinato de Julio César y el sueño premonitorio de su mujer Calpurnia, que hizo cuanto pudo para impedir que su marido fuera al senado. También Juana de Arco predijo su propia muerte al igual que David Fabricius, astrónomo alemán, predijo que moriría el 7 de Mayo de 1617, ese día tomó todas las precauciones para evitarlo y no salió de su casa. Por fin a las diez de la noche salió a tomar el aire y un campesino le mató.

Queremos finalizar estas apreciaciones sobre el complejo tema de los sueños citando a Gabriel Delanne, quien en su obra “La Evolución Anímica”, afirma que “el mecanismo de la memoria latente demuestra que muchos hechos completamente olvidados y que parecen haber sido destruidos para siempre han dejado un rastro indeleble en el subconsciente, que es la base de nuestra Individualidad indestructible: ¡el Espíritu!”.




[1] Allan Kardec, El Libro de los Espíritus, pregunta 401
[2] Genesis 41:1-8.
[3] http://despertardivino.cl/site/interpretacion-de-suenos/leccion-no1/
[4] Divaldo Franco/Juana de Ángelis, Autodescubrimiento, El subconsciente. Ediciones Juana de Ángelis, Buenos Aires, pág. 57.
[5] Juana de Ángelis/Divaldo Franco, Autodescubrimiento, cap. VII, El Ser Subconsciente, Subconsciente y sueños. Ediciones Juana de Ángelis, Buenos Aires, Argentina, 1997.


domingo, 17 de febrero de 2019

LA SAGA EXTRAORDINARIA DE LOS SUEÑOS



En la lejana antigüedad, en Egipto, Caldea y Asiria, hubo sacerdotes y adivinos que tenían la tarea de interpretar los sueños, enviados, decían ellos, por la divinidad para iluminar los ojos humanos y las tinieblas del futuro, prevenirlos de los peligros etc. No solo interpretaban los sueños, sino que nos prevenían, por un método de incubación que se practicaba correctamente en los templos célebres de Isis, Apolo, Cibel, Esculápio, Sérapis y de Hemitréa, o en antros y cavernas, como la tan famosa de Trofonio.

Los que querían tener sueños proféticos se entregaban, bajo la dirección de los sacerdotes, a ciertas prácticas que consistían en oraciones, evocaciones, inspiraciones de vapores narcóticos, unciones con pomadas mágicas, etc.

LOS GRIEGOS

Se afirma, en principio, que los griegos no tenían sueños, eran visitados por ellos. De Grecia, a lo largo de los siete siglos que separan a Heráclito de Artemidoro, tienen origen todas las teorías sobre los sueños – materialistas, místicos, analistas, ocultos y médicos. Homero dividiría los sueños en dos grupos: del primero hacían parte los verdaderos, los que fluían de las Puertas de Cuernos; del segundo, los falsos, los que venían por las Puertas de Marfil.

Mientras tanto, Hipócrates (el padre de la medicina) admite que el alma, enteramente ocupada con las funciones corporales, en estado de vigilia es capaz, durante el sueño, de percibir las causas de las enfermedades.

Cuando se despiertan, según Heráclito, las personas tienen el mismo mundo en común; al dormir, cada uno tiene su mundo particular.

Para el filósofo de Éfeso, la conciencia es fuego, vida, conocimiento y, tanto en el sueño como en la muerte, el alma se escapa de ese fuego vital para hundirse en el agua. Los sueños y el mundo de cada uno  quedan cerca de “Okcanos” en la niebla húmeda del tiempo, donde la conciencia es inundada por vagos conocimientos.

Aristóteles, el notable estagirita, afirmaba que los sueños no sufrían interferencias divinas, porque si fueran realmente enviados por los dioses, debían ser recibidos solo por los hombres más evolucionados, lo cual no ocurría. Los sueños son oriundos del corazón, centro de los sentimientos y afectado por los movimientos orgánicos, que pasan desapercibidos cuando en estado de vigilia, debido a la fuerza de los llamados sensoriales.

Los que sueñan se vuelven sensibles a estos movimientos orgánicos, pudiendo predecir enfermedades y determinar su curación. Por otro lado, aseguró que soñar con amigos cercanos a menudo puede resultar en una premonición, ya que cuando se conoce muy bien a alguien, se puede predecir sus acciones por el acceso que se tiene a sus motivaciones. El mejor analista de sueños - explica el autor de "Ética a Nicómaco" - es el que sabe cómo lidiar con las apariencias.

Las imágenes mentales son como imágenes reflejadas en el agua… Un reflejo no es original, ni las imágenes son el objeto real.

En contrapartida a la tesis aristotélica, surge la de los pitagóricos. Ellos creen que, durante el sueño, el alma se libera del cuerpo y entra en contacto con Espíritus Superiores. Esta postura tendría origen en las concepciones órficas y, aún, en la metafísica de los cultos egipcios, en que despunta el doble (KA), envoltura semimaterial del Espíritu, observado por Allan Kardec, quien lo denominó periespíritu.

Artemidoro de Efeso, escribió cinco libros sobre ONEIROCRÍTICA que traducen el modelo griego de análisis del sueño. Para interpretar un sueño, observó Artemidoro, es necesario recopilar información sobre quien sueña: su carácter y temperamento, situación en la vida, nombre, etc.

Mientras predicaba que “cada sueño es un sueño” porque refleja la personalidad de una persona en particular, Artemidoro describió una serie de sueños divididos en categorías:

Quedarse ciego de ambos ojos significa perder un hijo, hermano, padre o madre. Sin embargo, este sueño es bueno para los presos y para muchos pobres; los primeros ya no verán sus miserias y sus pecados, los segundos tendrán ayuda y placer, porque muchos prestarán ayudan a los necesitados…

Si alguien busca algo perdido y tiene este sueño, jamás encontrará lo que perdió. Para los poetas este sueño es bueno, pues ellos necesitan un sueño profundo antes de verlo; para los enfermos trae expectativa de muerte durante el día.

EL SUEÑO EN LA ODISEA Y LA ILÍADA

La epopeya es el género literario donde el sueño aparece con rara intensidad. En la India se encuentra en el Mahabarata y el Ramayana. En la epopeya de Hánuman, el poeta Tulsidas, atrapado en una torre de piedra, consigue sacar a un ejercito de monos de su sueño y liberarlos.

Homero hizo uso de motivos oníricos. En la Iliada, el sueño de Aquiles recuerda la “Epopeya de Gilgamés”, con Patroclo en el papel de Enkidu.

Se le aparece a su amigo pidiéndole que lo entierre, para que sus cenizas nunca se separen y pueda entrar en el infierno. R. de Becker aclara: Existe una gran verdad onírica en la figura de Aquiles extendiendo sus brazos a Patroclo no pudiendo alcanzarlo, aunque la sombra vuelve a la Tierra con gritos destemplados y lastimeros.

La obra de Homero está inspirada, en su totalidad, en un pensamiento filosófico relativo a la naturaleza humana y las leyes eternas que gobiernan al mundo.

Nada de lo esencial de la vida humana se le escapa.

El poeta contempla todo el conocimiento particular a la luz de su conocimiento general de la esencia de las cosas. La preferencia de los griegos por la poesía gnómica, el uso frecuente de ejemplos míticos, la expresión onírica, todos esos rasgos tienen su origen en Homero.

Para Homero las últimas fronteras de la ética no son convenciones del mero deber, sino leyes del ser.

Es en la penetración del mundo por este amplio sentido de la realidad, en relación al cual todo “realismo” aparece como irreal, que se basa en la fuerza ilimitada de la epopeya homérica.

Una racionalización menos feliz surge en otras personificaciones del sueño de La Odisea y de La Ilíada, donde se manifiesta como un personaje autónomo. Así, el sueño de Agamenón toma la forma de un mensajero enviado por Júpiter, que lo engaña. En La Ilíada, el sueño aparece personificado para Nausicaa y Penélope. Atenas, la diosa de ojos brillantes, es su instigadora.

Sin embargo, Penélope tiene un segundo sueño – los veinte gansos significarían sus pretendientes, muertos por el águila, o el marido que finalmente regresa.

El propio Ulises ofrece su interpretación a Penélope. Es precisamente allí donde la esposa de Ulises distingue entre las puertas de los sueños – una de cuerno y otra de marfil… Los críticos admiten que el empleo del sueño en la obra fue oportuno porque realizó la mediación entre una circunstancia que se había tornado vulgar y otra cuyo carácter excepcional va a manifestarse. Esta mediación es mucho mejor cuanto mas cerca se encuentra uno de un sueño auténtico, lo que ocurre en el sueño de los pretendientes y menos en su primer sueño o en el de Nausicaa.

LA TRAGEDIA GRIEGA – ESQUILO Y SÓFOCLES

La tragedia griega de Esquilo y Sófocles atribuye al sueño una capital importancia, a punto de convertirlo en “oráculo de la divinidad”.

En “Los Persas”, el sueño de la reina se presenta singularmente marcado de presagios que tienen su fuente en los hechos cotidianos. Esquilo (525 – 456 a.C.) se ocupa de demostrar una equivalencia especial entre los estados de sueño y de vigilia, demostrando que los símbolos oníricos encuentran analogía en los signos de la vida.

El triunfo de “Los Persas” (472) aseguró la gloria de Esquilo y atrajo la atención de Hieron, un tirano de Siracusa. Desde entonces, Esquilo vivió ora en Atenas ora en Sicilia, representando casi setenta dramas, que exploraban el universo de los antiguos mitos. La leyenda atribuye su muerte al impacto de una tortuga que un águila habría dejado caer sobre su cabeza.

El lirismo de Esquilo provoca en el espectador un sentimiento de angustia, pero le presenta la solución armoniosa de los conflictos que se encuentran en la moderación, fundamento de la moral ateniense.

Sofocles (495 – 406 a.C) compuso 123 dramas. Solo siete piezas nos llegaron enteras: “Edipo en las Colonias” (401); “Filocteto” (409); “Ajax” (420); “Las Traquinias” (420); “Electra” (425); “Edipo Rey” (430); “Antígona” (442).

Sófocles imprimió en la técnica teatral una notable evolución, a la vez que redimensionó el sentido de la trágico (incluyendo los valores oníricos) concentrándolos en la fuente maestra de la acción.

En el Islam (especialmente profético), el sueño adquiere una importancia fundamental. El Lailat al Miraj (viaje nocturno), el mayor sueño de Mahoma (que lo inicia en los misterios cósmicos), comienza cuando se encuentra durmiendo entre las colinas de Safa y Meeva y se acerca el Ángel Gabriel, montado sobre Buraq – la yegua plateada medio humana – que solía llegar en un instante a Jerusalén, donde el profeta habla con Abraham, Moisés y Jesús. Continuando su viaje, volando sobre Buraq y guiado por Gabriel, pasa a través de las siete esferas celestiales, cada una con un color específico, es decir, los siete niveles de existencia. Finalmente se acerca a Dios. Hay versiones del texto en las que Mahoma no solo asciende a Dios, sino que penetra en las profundidades de la Tierra, abarcando toda la experiencia humana.



Tomado del libro: “El sueño y los sueños” de Carlos Bernardo Loureiro
Traducción al español: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Febrero 17 de 2019
Santa Marta – Colombia


viernes, 15 de febrero de 2019

¿EL CLON TIENE ALMA?

MARLENE SEVERINO NOBRE



No hay duda de que la clonación humana es una de las grandes discusiones del momento, intensificada, sobre todo, después que los investigadores Severino Antinori y Panayotis Zavos declararan, el 7 de agosto de este año, ante la Academia Americana de Ciencias, en Washington, que están listos para copiar seres humanos.

De hecho, desde 1996, la clonación humana quedo mucho más próxima, con el nacimiento de la oveja Dolly, el primer clon mamífero, obtenido a través de la técnica desarrollada por el Instituto Roslin, en Escocia.

Cuando hablamos de clonación humana es preciso resaltar que estamos refiriéndonos a dos modalidades: la reproductiva, que produce bebés que son xerocopias de seres ya existentes, y la clonación terapéutica, que elabora embriones humanos con la finalidad de fabricar tejidos orgánicos diversos. En este último caso, las células tronco, conocidas como "semillas de vida", presentes en los primeros catorce días del desarrollo embrionario, son empleadas en la formación de tejido nervioso, pancreático, muscular, etc., con la finalidad de curar enfermedades, como, por ejemplo, el mal de Parkinson, la diabetes, el músculo infartado.

En los últimos meses, miles de religiosos y especialistas vienen reuniéndose, en varias partes del mundo, para discutir esos avances de la ciencia y sus complicadas cuestiones éticas.

Para nosotros, espíritas, las preocupaciones no son diferentes y precisan ser discutidas. ¿El hombre tiene el derecho de hacer copias humanas? ¿De manipular embriones? ¿El clon posee alma?

Algunas respuestas son más fáciles, otras no tanto, exigiendo una madura reflexión, libre de preconceptos y fanatismo.

Con relación a la cuestión espiritual: Antes de responder si el clon tiene o no alma, es preciso definirlo y recordar el proceso por el cual se pretende copiar seres humanos.

El clon es un ser vivo que tiene la misma constitución genética de otro.

Clonar, por lo tanto, significa hacer xerocopias de seres vivos. Hace miles de años, la naturaleza nos brinda clones humanos auténticos - los gemelos univitelinos - portadores del mismo genoma.

En la Clonación artificial, se hace la reproducción asexuada de un ser, manteniendo su carga genética. Para fabricar a Dolly, fueron necesarias tres ovejas. Una de ellas, la negra, donó el óvulo o gameto femenino, del cual se retiró el núcleo; en el lugar de este, se introdujo el núcleo de una célula mamaria adulta, retirada de otra oveja, la blanca, que se deseaba clonar. Por procedimientos técnicos especiales, se llevó esa célula recién-formada, al estado embrionario inicial, obteniéndose un embrión que fue trasplantado en el útero de una tercera oveja, que dio a la luz a la famosa oveja.

En líneas generales, ese mismo proceso, está siendo pensado para la clonación humana.

Sin duda, Dolly tiene alma, o mejor, tiene principio inteligente. Si así no fuera no sería un ser vivo. En la clonación humana, el raciocinio es el mismo. Basta recordar la enseñanza básica: "todo niño que ha sobrevivido a su nacimiento, tiene forzosamente encarnado en él un Espíritu", de lo contrario, “no sería un ser humano”. (El Libro de los Espíritus, pregunta 356 b). Así, si la clonación humana fuera un hecho, ciertamente, no producirá robots, sino seres auténticos. ¿Cuál es el factor que atrae al Espíritu al proceso reencarnatório? El principal de ellos es la sintonía magnética que funciona tanto en la reencarnación normal como en la clonación.

“Cuando un Espíritu debe encarnar en un cuerpo humano en vías de formación, un lazo fluídico, mera extensión de su periespíritu, lo une al germen hacia el cual se siente atraído por una fuerza irresistible, desde el momento mismo de la concepción", afirma Kardec (La Génesis, capítulo 11). Esta fuerza irresistible es el magnetismo.

En verdad, para reencarnar, basta el magnetismo de los padres, aliado al fuerte deseo del Espíritu reencarnante (ver “Entre la Tierra y el Cielo”, cap. 28). No se puede olvidar que la “sintonía magnética” no obedece a las leyes clásicas de la Física, sino está relacionada a la comunicación no local, que no depende del espacio y del tiempo.

En la clonación, los científicos llevan los genes de una célula adulta al estado embrionario, con eso, las moléculas de ADN comienzan a vibrar como un diapasón, repletas de poder magnético, constituyéndose, juntamente con el citoplasma del óvulo, en un verdadero polo de atracción para el Espíritu.

Con respecto a los problemas de la clonación: Vimos que el clon humano puede tener éxito; el Espíritu puede reencarnar si las condiciones son favorables. Esto, sin embargo, lleva a otra pregunta: ¿El clon humano es defendible?

De entrada, es preciso resaltar que la clonación es una técnica muy ineficiente, con un alto índice de fracaso. Para fabricar a Dolly, fueron hechas 277 tentativas, con un único éxito. Y aun así, ella ha envejecido precozmente; a pesar de tener cinco años, sus células son equivalentes a la de una oveja de 12 años, exactamente la edad de la oveja cuyo ADN fue utilizado en la experiencia.

En cinco años de clonación de mamíferos, hay menos de 50 animales clonados, lo que representa muy poco para la investigación científica. En ese periodo, han sido incontables las malformaciones, crías que nacen con enfermedades congénitas o se enferman inmediatamente; algunos viven con serias limitaciones y muchos son sacrificados.

La única manera de llegar a la perfección en la clonación es por la práctica, por la repetición, por la tentativa y el error; esto viene siendo hecho en animales, utilizándose, ampliamente, el aborto y la eutanasia. Y con embriones humanos, ¿cómo será?

Severino Antinori dice que practicará el aborto en todos los casos necesarios, porque es legal en el país donde pretende trabajar. Y la eutanasia, ¿la aplicará también?

Los especialistas calculan que serían necesarios mil clones de animales, con acompañamiento de 50 años para poder afirmar que la clonación humana es segura.

Desde el punto de vista espiritual, la clonación de animales viene indicando que hay problema con el fluido vital, porque los seres clonados envejecen precozmente. Así, no son sólo los problemas biológicos a ser considerados, sino también los relativos a los diversos envoltorios del Espíritu, los cuales, a rigor, presiden la formación corpórea.

El hecho es que la utilización del aborto y de la eutanasia, en las experiencias de clonación, demuestran el irrespeto a la vida. Y el científico espírita debe abstenerse de trabajar bajo tales condiciones.
La realidad es que es muy temprano para clonar humanos, no sólo del punto de vista de la Ciencia, sino también de la evolución espiritual de los terráqueos, que necesitan, urgentemente, de mayores progresos en el campo del sentimiento.


 Extraído del boletín SEI editado por el Hogar Fabiano de Cristo.
Traducción al español: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa Marta - Colombia

JUNG Y EL ESPIRITISMO

  CARLOS GUSTAV JUNG ARQUETIPOS, ESPÍRITUS Y COMPLEJOS: EL ESPIRITISMO A LA LUZ DE LA PSICOLOGÍA JUNGUIANA Núñez, M. (1996). Archetypes ...