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La curación de Enéias |
Recorriendo Pedro todos los
lugares, descendió también hasta los santos que habitaban en Lida. Allí
encontró a un hombre llamado Enéias, que hacía ocho años yacía en una cama
porque era paralítico. Pedro le dijo: “Enéias, Jesucristo te sana; levántate y
haz tu cama”. Y él se levantó de inmediato. Todos los que habitaban en Lida y
Sarona lo vieron, y se convirtieron al Señor. – Cap. IX, vv. 32–35.
Una de las principales
características de los Apóstoles era la curación de enfermos. Pedro poseía este
don en gran medida.
Las curaciones espirituales
contribuían enormemente a la conversión de los incrédulos. No solo se convertía
el enfermo curado, sino también todos los que tenían conocimiento cierto del
caso.
Dotado de facultades
magnéticas y auxiliado, además, por los Espíritus que constituyen la Falange
del Consolador, que actuaban en nombre de Jesús, Pedro realizó innumerables
conversiones, más por medio de curaciones que por la misma palabra.
Es que la curación es un
hecho que toca el corazón, el sentimiento, más fácil de percibir que la
palabra, que necesita pasar por el cerebro y atravesar el tamiz del
entendimiento.
El amor obra milagros,
mientras que la Sabiduría es tardía en su acción.
Enéias, cuyos nervios se
encontraban paralizados, al recibir los fluidos vitalizantes que necesitaba
para volver a ponerlos en acción, a la voz de Pedro, se levantó y quedó sano.
Las curas espíritas, como se
ve, forman parte de los anales del Cristianismo, y al añadir estas palabras a
la narración de Lucas, no hacemos más que confirmar lo que ya hemos dicho en obras
anteriores, principalmente en la titulada “Histeria y Fenómenos Psíquicos —
Curas Espíritas”, que recomendamos a los lectores.
Tomado
de “Vida y hechos de los apóstoles”.
Cairbar
Schutel
Centro
de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa
Marta – Colombia
Junio
28 de 2025
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