Por: Giovana Campos
Acompañando el experimento
que utiliza la técnica de la neuro-imagen sobre la acción del pensamiento y
correlacionando esos datos, científicos consiguen probar la tesis de Calderaro
presentada en el libro “En el Mundo Mayor”, dictada por el espíritu André Luiz
a través de la psicografía de Chico Xavier. ¿Estaría ahí la comprobación de qué
el pensamiento no es mera secreción cerebral? Lea la entrevista realizada con
el psicólogo y neuro-científico Joao Ascenso.
El Dr. Jorge Moll Neto, en
el post-doctorado que hizo en EUA, realizó un experimento pionero, utilizando
la cámara de resonancia magnética funcional; al pasar por el aparato, los
participantes podían optar entre recibir o donar dinero para instituciones de
caridad. ¿Cuál fue el resultado de esa investigación?
Los principales resultados
de esos estudios fueron los siguientes: primero, que la donación real a las
instituciones de caridad activa el sistema de recompensa cerebral responsable
por el placer físico, la misma región activada cuando comemos chocolate,
tenemos sexo o experimentamos placer sensorial. Esas regiones son: el área
tegmental mesolímbica, el estriado dorsal y el estriado ventral. Ese primer
resultado, que fue publicado para la portada del New York Times, con el título
It Feels Good to be Good, prueba científicamente la afirmación de Francisco de
Asís que “es dando que se recibe” y, efectivamente, el cerebro recibe una
recompensa muy intensa cuando hacemos una donación, que implica un sacrificio
personal, en comparación a cuando recibimos dinero. Y esa recompensa dada por
el cerebro no resulta de recibir nada, sino de donar algo a alguien.
Segundo, en las condiciones
de donación real (en la que los participantes perdían dinero cuando decidían
donar) y también en la donación no real (en la que los participantes se
decidían por la donación, pero en la realidad no perdían dinero), se verificó
la activación del corteza subgenual (incluyendo el área de Brodmann (BA) 25),
el estriato ventral y la región septal. Esas regiones están relacionadas con la
afiliación, semejante a regiones cerebrales identificadas en la relación de la
madre con su hijo. Pero, como en este experimento no hubo un diseño
experimental que demuestre la afiliación entre madres e hijos, el resultado
sugiere que los mecanismos de afiliación en el cerebro también pueden ser
utilizados para la afiliación a una causa social noble. Eso significa que,
cuando nos adherimos a un ideal cultural o a un valor, sentimos una afiliación
a un valor socialmente construido, como por ejemplo la benevolencia.
Finalmente, en la condición
de donación real, hubo una activación neuronal diferente de las otras
condiciones experimentales: activación de la corteza frontopolar – la región
más anterior de los lóbulos frontales (en el caso de la donación costosa) y el
giro frontal medio. También fue interesante verificar la alta correlación entre
los participantes que activaron esta última región (corteza frontopolar y giro
frontal medio) y el nivel de compromiso y capacidad de sacrificio de los
participantes para defender una causa social. Eso significa que la región
interior de los lóbulos frontales (corteza frontopolar) está muy relacionada
con el compromiso y la capacidad de sacrificio para defender una causa social,
un ideal o un valor social.
En el libro En el Mundo
Mayor, capítulo 3, intitulado La Casa Mental, Calderaro cita los lóbulos
frontales como la parte de nuestro cerebro más ligada a la Espiritualidad
Superior. Ellos se constituyen en el camino superior y de nuestros sentimientos
más nobles. ¿Cómo relacionar ese capítulo del libro con la investigación
realizada por el Dr. Moll?
Según Calderaro, en el
capítulo 3, La Casa Mental (p. 46): “En los planes de los lóbulos centrales,
silenciosos aún para la investigación científica del mundo, yacen materiales de
orden sublime, que conquistaremos gradualmente, en el esfuerzo de ascensión,
representando la parte más noble de nuestro organismo divino en evolución”.
Esa explicación de
Calderaro sobre los lóbulos frontales es perfectamente compatible con el tercer
resultado del estudio relacionado: cuanto más una persona se sacrifica por una
causa social noble a través de una donación costosa (una acción moral que
implica sacrificio personal), se verifica entonces una intensa activación de la
corteza frontopolar, región anterior de la corteza pre-frontal.
Además de activar, la
donación costosa (acción moral noble) la región anterior de la corteza
pre-frontal, el Dr. Jorge Moll y otros colegas diseñaron otro experimento que
demostró ser activadas otras regiones de la corteza pre-frontal (región
orbital y media de la corteza pre-frontal y el sulcus superior temporal) cuando
las personas están en estado de pasividad, como si estuvieran asistiendo a una
película con personas en sufrimiento.
Aunque, desde el punto de
vista científico, aún no exista consenso sobre las funciones de la corteza
pre-frontal, sino varias perspectivas teóricas sobre sus funciones, esos dos
estudios sugieren que la corteza pre-frontal anterior contiene representaciones
mentales basadas en valores morales. Se nota que la región de la corteza
frontopolar también fue activada, cuando los participantes realizaban
donaciones reales a favor de instituciones menos nobles como una asociación de
armas o asociaciones para el aborto.
Esto significa que castigar
a alguien teniendo en cuenta valores morales también provoca la activación de
esa misma región. De esta manera, lo que estos estudios sugieren es que existen
representaciones mentales de valores e ideales que son activados en esa región
de la corteza pre-frontal. Y lo más increíble es que el Dr. Jorge Moll Neto
probó científicamente la teoría de Calderaro.
Concluimos entonces, que de
acuerdo con esas investigaciones, existe un fundamento neurológico para la
acción caritativa. ¿Cuándo practicamos el bien, activamos el mismo sistema de
placer y recompensa que tenemos en determinada región de nuestro cerebro?
Comienzo por decir que una
vez reencarnados en la Tierra, existe un fundamento neurológico para cualquier
acto humano (y hasta animal). El cerebro es la máquina que registra en las
mayores minucias, todas las acciones humanas. Las dos principales conclusiones
de ese estudio son: es placentero, desde el punto de vista físico, hacer el
bien; y que regiones anteriores de la corteza pre-frontal son activadas cuando
situaciones morales están activas cuando por causa de nuestros pensamientos,
sentimientos y valores morales, ya sea en estado pasivo o reflejándolo en
sacrificios personales por medio de una acción moral concreta (lo que nosotros,
espíritas o cristianos, llamamos caridad).
Aprovechamos para recordar
la pregunta 370, de El Libro de los Espíritus, sobre la influencia de los
órganos: ¿Es posible inducir, una relación entre el desarrollo de los órganos
cerebrales y el de las facultades morales e intelectuales?
No confundáis el efecto con
la causa. El Espíritu posee siempre las facultades que le son propias. Ahora
bien, no son los órganos los que dan las facultades, sino las facultades las
que impulsan el desarrollo de los órganos.
Se puede afirmar, por los
estudios realizados, ¿Qué el cultivo de los buenos sentimientos produce
estimulación neurológica positiva?
Implícito en el concepto de
estimulación neurológica positiva está el concepto de que el cultivo de los buenos
sentimientos genera salud. Desde el punto de vista de la neurociencia,
infelizmente, aún no podemos concluir eso, pues no ha sido probado. Recuerdo
que el estudio de la neurociencia cognitiva, a través de la resonancia
magnética funcional, por más sofisticado que sea, solo tiene la capacidad de
producir estudios correlacionados, y no estudios de causa y efecto.
Eso, desde el punto de
vista científico significa que, cuando los científicos encuentran correlación
entre la acción y determinada activación cerebral, saben que esa región está
relacionada con aquella acción, pero la metodología científica utilizada no
permite decir que es lo que lo causa: Si es la activación cerebral la que causa
la acción, o si es la acción lo que causa la activación cerebral. Los
materialistas dicen que es la región cerebral la responsable por la acción, y
los espiritualistas dicen que es la acción la responsable por la activación
cerebral. Como ninguno tiene datos científicos inequívocos sobre eso, ese
terreno, desde el punto de vista de la Ciencia, constituye solo especulación.
¿Con base en ese
experimento, médicos y psicólogos, no deberían incentivar más la práctica del
bien a través de imágenes, pensamientos y acciones?
Aunque yo sea psicólogo y
doctorado en neurociencias, daré parte de esta primera respuesta solo como
espírita.
Creo que, antes que los
médicos y psicólogos, la Cultura humana y la Educación deberían incentivar más
la práctica del bien a través de imágenes, pensamientos y acciones, para
felicidad de los seres, mucho antes que la Ciencia. Creo que, en ese punto, se
da mucho más poder a determinadas áreas de la Ciencia (poder que considero
inmerecido) en detrimento de la Educación, que proporciona estructuras
organizacionales y metodologías prácticas para ayudar al progreso intelectual y
moral de las personas que componen una sociedad. En la práctica, a lo que se
asiste en nuestra sociedad es a un poder mucha mayor de los científicos
(particularmente los neuro-científicos y psicólogos) en comparación con los educadores,
pues las personas quedan fascinadas con la tecnología que la Ciencia
proporciona.
Digo esto porque no debemos
esperar comprobaciones científicas para incentivar la práctica del bien a
través imágenes, pensamientos y acciones. Lo máximo que neuro-científicos y
psicólogos pueden hacer es dar una ayuda científica para las cosas morales,
pero el trabajo y el poder mayor debería ser dado al educador, pieza-clave en
el rompecabezas de la evolución. Y debemos convenir con el desprecio que las
sociedades humanas atribuyen a la educación moral.
Recordamos a los Espíritus
de la Codificación que dijeron, en la pregunta 872 de El Libro de los
Espíritus, sobre el Resumen Teórico del Móvil de las Acciones Humanas: “…Cabe a
la educación combatir esas malas tendencias. Y lo hará con provecho cuando esa educación
se base en el estudio profundizado de la naturaleza moral del hombre. Mediante
el conocimiento de las leyes que rigen esa naturaleza moral se llegará a
modificarla, del modo que se modifica la inteligencia por medio de la
instrucción y el estado físico por la higiene…”.
En este pasaje, queda claro
que la neurociencia y la psicología (particularmente un área de investigación
de la psicología llamada psicología moral) pueden ayudar a dar apoyos
científicos para el conocimiento de la naturaleza moral del hombre, pero la
ciencia social responsable para su aplicación y sublime misión es
verdaderamente la educación.
Como neurocientífico que
tiene como objetivo cruzar área de la investigación de la neurociencia con la
psicología moral y la psicología social, puedo afirmar que los avances en la
comprensión de los procesos de internalización de valores morales y su ligazón
a comportamientos morales concretos, permitirán a la neurociencia y a la
psicología moral ayudar mucho a los educadores a diseñar programas de educación
moral que van más allá de prescripciones convencionales hipócritas e
infantiles, típicas de las religiones del pasado. Datos científicos, en el
futuro, podrán ayudar a las personas a internalizar mejor, y nunca con
mecanismos de castigo o coerción, valores morales nobles y a colocarlos en
valores morales concretos que contribuirán a la elevación moral y social de
nuestras sociedades humanas.
Para los espiritualistas,
es el espíritu el que comanda el cerebro; para los materialistas, el pensamiento
es secreción del cerebro. ¿Cuándo terminará esa discusión?
Nunca terminará mientras no
salga de las especulaciones filosóficas y del terreno de las creencias.
Nosotros, espíritas,
basados en la credibilidad de Allan Kardec, en su idoneidad moral y en la
veracidad de las comunicaciones de los Espíritus Superiores y en el
espectacular edificio de conocimientos espirituales que constituye la Doctrina
de los Espíritus, creemos en la veracidad de las enseñanzas de los espíritus
sin precisar de comprobación científica de todas sus ideas. Creemos en los
conocimientos transmitidos por André Luiz a través de nuestro querido Chico
Xavier, aún sabiendo que muchas de esas informaciones no están comprobadas
científicamente. Nosotros, espíritas, creemos en muchas ideas y conocimientos,
aún antes de comprobarlo la ciencia, porque nos parecen lógicas y por tener
sentido para nuestra razón.
Pero la verdad es que la
Ciencia aún no ha comprobado de forma inequívoca si el cerebro es el que
comanda el espíritu o lo contrario. Eso sucede por la pobreza de la metodología
científica para comprobar relaciones de causa y efecto entre pensamiento
cerebral y pensamiento extra-cerebral. En cuanto no exista una metodología
científica que pruebe inequívocamente relaciones de causa y efecto entre el
pensamiento y el cerebro, esta situación continuará en el terreno de la
filosofía, sea ella materialista o espiritualista.
Personalmente, lo que me
parecen promisorias son las investigaciones en experiencias fuera del cuerpo,
en las que se puede, con metodologías progresivamente más controladas
experimentalmente, encontrar evidencias de memoria extra-cerebral (cuando el
cerebro no está activo). El problema es que, en ese terreno, la metodología
científica utilizada debe permitir que no exista otra explicación posible, a
fin de que pueda ser aceptada científicamente. Y esta constituye un desafío.
Pero esa es solo mi opinión.
Lo que me hace sentir
profundamente optimista es que las revoluciones científicas ocurren cuando
menos esperábamos, modificando el rumbo de la Humanidad.
Traducción
al español: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios
Espíritas Francisco de Asís
Santa
Marta - Colombia
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