lunes, 12 de noviembre de 2018

REFLEXIONES EN TORNO DE LA ETERNA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD


Por: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa Marta - Colombia

El hombre moderno, considerado por algunos “homo tecnológicus”, por el impacto que ha generado el uso de la tecnología en las costumbres y habilidades del ser humano, se enfrenta cada día de su existencia a la búsqueda de la felicidad que considera se le torna esquiva, por pretender encontrarla en placeres efímeros o posesiones materiales, cuando le resultaría más fácil encontrarla en la intimidad de su ser.

La afirmación del Eclesiastés “la felicidad no es de este mundo”, conlleva necesariamente, a una profunda reflexión acerca de la importancia de la pluralidad de las existencias y la distribución de la felicidad y de la desgracia entre los buenos y los malos en este mundo.

Esa constante búsqueda de la felicidad por parte del hombre, muchas veces se le torna esquiva por pretender encontrarla en la subjetividad del bienestar material y no en las pequeñas cosas que enriquecen el Espíritu y nos hacen felices, generando un impacto positivo en nuestro bienestar emocional.

Sócrates aseguraba que para que el hombre pueda alcanzar la felicidad es necesario que se identifique con Dios practicando la virtud; para los estoicos, el hombre que es esclavo de sus deseos no tiene ni felicidad, ni libertad, mientras que los alquimistas pretendieron encontrar en la piedra filosofal el elixir de la vida, que les proporcionaría la eterna juventud, convirtiéndolos en inmortales. Vale aclarar, que “la piedra filosofal era el símbolo central de la terminología mística de la alquimia, que simboliza la perfección en su máxima expresión, la iluminación y la felicidad celestial[1]”.

Del libro “El hombre en busca de sentido” de la autoría de Víctor Frankl, fundador de la logoterapia, extractamos el siguiente párrafo, donde el autor plantea la necesidad de expresar amor por nuestros semejantes, aún en situaciones extremas donde pongamos a prueba la capacidad de resiliencia ante la adversidad, ayudándonos a encontrar “aunque sea un suspiro de felicidad”: “En ese estado de embriaguez nostálgica se cruzó por mi mente un pensamiento que me petrificó, pues por primera vez comprendí la sólida verdad dispersa en las canciones de tantos poetas o proclamada en la brillante sabiduría de los pensadores y de los filósofos: el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el hombre. Entonces percibí en toda su hondura el significado del mayor secreto que la poesía, el pensamiento y las creencias humanas intentan comunicarnos: la salvación del hombre sólo es posible en el amor y a través del amor. Intuí cómo un hombre, despojado de todo, puede saborear la felicidad –aunque sólo sea un suspiro de felicidad- si contempla el rostro de su ser querido. Aun cuando el hombre se encuentre en una situación de desolación absoluta, sin la posibilidad de expresarse por medio de una acción positiva, con el único horizonte vital de soportar correctamente –con dignidad- el sufrimiento omnipresente, aun en esa situación ese hombre puede realizarse en la amorosa contemplación de la imagen de su persona amada. Ahora sí entiendo el sentido y el significado de aquellas palabras: “Los ángeles se abandonan en la contemplación eterna de la gloria infinita”.

Allan Kardec, el eximio codificador del Espiritismo, nos detalla cómo alcanzar la felicidad suprema en el “Espiritismo en su más simple expresión”, así: “Dado que el libre albedrío se desarrolla en los Espíritus al mismo tiempo que las ideas, Dios les dice: Todos vosotros podéis aspirar a la felicidad suprema, que alcanzaréis cuando hayáis obtenido los conocimientos de que carecéis, y cuando hayáis cumplido la tarea que os impongo. Trabajad, pues, por vuestro adelanto. Ese es el objetivo. Lo alcanzaréis si cumplís las leyes que he grabado en vuestra conciencia”.

Pongámonos manos a la obra y con las enseñanzas que nos ofrece la Doctrina Espírita, encontremos la razón de ser de nuestra existencia. Apoyándonos en la obra “El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo”, comprendamos que la felicidad de los Espíritus Bienaventurados consiste En el goce de todos los esplendores de la creación, a los que ningún lenguaje humano podría describir, y que la imaginación más fecunda sería incapaz de concebir. Consiste en el conocimiento y la penetración de todas las cosas; en la ausencia de aflicciones físicas y morales; en una satisfacción íntima, una imperturbable serenidad del alma. Consiste también en el amor puro que une a todos los seres, debido a que no se producen los roces propios del contacto con los malos. Por encima de todo, consiste en la contemplación de Dios y en la comprensión de sus misterios, que son revelados a los más dignos. Esa felicidad también se encuentra en el cumplimiento de funciones asignadas por lo Alto[2]”.



[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Piedra_filosofal
[2] El Cielo y el Infierno, Allan Kardec. Primera parte, capitulo III, El Cielo. Edicei, Argentina, página 44.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Comprobación de la Tesis de Calderaro por la Ciencia Moderna




Por: Giovana Campos

Acompañando el experimento que utiliza la técnica de la neuro-imagen sobre la acción del pensamiento y correlacionando esos datos, científicos consiguen probar la tesis de Calderaro presentada en el libro “En el Mundo Mayor”, dictada por el espíritu André Luiz a través de la psicografía de Chico Xavier. ¿Estaría ahí la comprobación de qué el pensamiento no es mera secreción cerebral? Lea la entrevista realizada con el psicólogo y neuro-científico Joao Ascenso.


El Dr. Jorge Moll Neto, en el post-doctorado que hizo en EUA, realizó un experimento pionero, utilizando la cámara de resonancia magnética funcional; al pasar por el aparato, los participantes podían optar entre recibir o donar dinero para instituciones de caridad. ¿Cuál fue el resultado de esa investigación?

Los principales resultados de esos estudios fueron los siguientes: primero, que la donación real a las instituciones de caridad activa el sistema de recompensa cerebral responsable por el placer físico, la misma región activada cuando comemos chocolate, tenemos sexo o experimentamos placer sensorial. Esas regiones son: el área tegmental mesolímbica, el estriado dorsal y el estriado ventral. Ese primer resultado, que fue publicado para la portada del New York Times, con el título It Feels Good to be Good, prueba científicamente la afirmación de Francisco de Asís que “es dando que se recibe” y, efectivamente, el cerebro recibe una recompensa muy intensa cuando hacemos una donación, que implica un sacrificio personal, en comparación a cuando recibimos dinero. Y esa recompensa dada por el cerebro no resulta de recibir nada, sino de donar algo a alguien.

Segundo, en las condiciones de donación real (en la que los participantes perdían dinero cuando decidían donar) y también en la donación no real (en la que los participantes se decidían por la donación, pero en la realidad no perdían dinero), se verificó la activación del corteza subgenual (incluyendo el área de Brodmann (BA) 25), el estriato ventral y la región septal. Esas regiones están relacionadas con la afiliación, semejante a regiones cerebrales identificadas en la relación de la madre con su hijo. Pero, como en este experimento no hubo un diseño experimental que demuestre la afiliación entre madres e hijos, el resultado sugiere que los mecanismos de afiliación en el cerebro también pueden ser utilizados para la afiliación a una causa social noble. Eso significa que, cuando nos adherimos a un ideal cultural o a un valor, sentimos una afiliación a un valor socialmente construido, como por ejemplo la benevolencia.

Finalmente, en la condición de donación real, hubo una activación neuronal diferente de las otras condiciones experimentales: activación de la corteza frontopolar – la región más anterior de los lóbulos frontales (en el caso de la donación costosa) y el giro frontal medio. También fue interesante verificar la alta correlación entre los participantes que activaron esta última región (corteza frontopolar y giro frontal medio) y el nivel de compromiso y capacidad de sacrificio de los participantes para defender una causa social. Eso significa que la región interior de los lóbulos frontales (corteza frontopolar) está muy relacionada con el compromiso y la capacidad de sacrificio para defender una causa social, un ideal o un valor social.

En el libro En el Mundo Mayor, capítulo 3, intitulado La Casa Mental, Calderaro cita los lóbulos frontales como la parte de nuestro cerebro más ligada a la Espiritualidad Superior. Ellos se constituyen en el camino superior y de nuestros sentimientos más nobles. ¿Cómo relacionar ese capítulo del libro con la investigación realizada por el Dr. Moll?

Según Calderaro, en el capítulo 3, La Casa Mental (p. 46): “En los planes de los lóbulos centrales, silenciosos aún para la investigación científica del mundo, yacen materiales de orden sublime, que conquistaremos gradualmente, en el esfuerzo de ascensión, representando la parte más noble de nuestro organismo divino en evolución”.

Esa explicación de Calderaro sobre los lóbulos frontales es perfectamente compatible con el tercer resultado del estudio relacionado: cuanto más una persona se sacrifica por una causa social noble a través de una donación costosa (una acción moral que implica sacrificio personal), se verifica entonces una intensa activación de la corteza frontopolar, región anterior de la corteza pre-frontal.

Además de activar, la donación costosa (acción moral noble) la región anterior de la corteza pre-frontal, el Dr. Jorge Moll y otros colegas diseñaron otro experimento que demostró ser activadas otras regiones de la corteza pre-frontal (región orbital y media de la corteza pre-frontal y el sulcus superior temporal) cuando las personas están en estado de pasividad, como si estuvieran asistiendo a una película con personas en sufrimiento.

Aunque, desde el punto de vista científico, aún no exista consenso sobre las funciones de la corteza pre-frontal, sino varias perspectivas teóricas sobre sus funciones, esos dos estudios sugieren que la corteza pre-frontal anterior contiene representaciones mentales basadas en valores morales. Se nota que la región de la corteza frontopolar también fue activada, cuando los participantes realizaban donaciones reales a favor de instituciones menos nobles como una asociación de armas o asociaciones para el aborto.

Esto significa que castigar a alguien teniendo en cuenta valores morales también provoca la activación de esa misma región. De esta manera, lo que estos estudios sugieren es que existen representaciones mentales de valores e ideales que son activados en esa región de la corteza pre-frontal. Y lo más increíble es que el Dr. Jorge Moll Neto probó científicamente la teoría de Calderaro.

Concluimos entonces, que de acuerdo con esas investigaciones, existe un fundamento neurológico para la acción caritativa. ¿Cuándo practicamos el bien, activamos el mismo sistema de placer y recompensa que tenemos en determinada región de nuestro cerebro?

Comienzo por decir que una vez reencarnados en la Tierra, existe un fundamento neurológico para cualquier acto humano (y hasta animal). El cerebro es la máquina que registra en las mayores minucias, todas las acciones humanas. Las dos principales conclusiones de ese estudio son: es placentero, desde el punto de vista físico, hacer el bien; y que regiones anteriores de la corteza pre-frontal son activadas cuando situaciones morales están activas cuando por causa de nuestros pensamientos, sentimientos y valores morales, ya sea en estado pasivo o reflejándolo en sacrificios personales por medio de una acción moral concreta (lo que nosotros, espíritas o cristianos, llamamos caridad).

Aprovechamos para recordar la pregunta 370, de El Libro de los Espíritus, sobre la influencia de los órganos: ¿Es posible inducir, una relación entre el desarrollo de los órganos cerebrales y el de las facultades morales e intelectuales?

No confundáis el efecto con la causa. El Espíritu posee siempre las facultades que le son propias. Ahora bien, no son los órganos los que dan las facultades, sino las facultades las que impulsan el desarrollo de los órganos.

Se puede afirmar, por los estudios realizados, ¿Qué el cultivo de los buenos sentimientos produce estimulación neurológica positiva?



Implícito en el concepto de estimulación neurológica positiva está el concepto de que el cultivo de los buenos sentimientos genera salud. Desde el punto de vista de la neurociencia, infelizmente, aún no podemos concluir eso, pues no ha sido probado. Recuerdo que el estudio de la neurociencia cognitiva, a través de la resonancia magnética funcional, por más sofisticado que sea, solo tiene la capacidad de producir estudios correlacionados, y no estudios de causa y efecto.

Eso, desde el punto de vista científico significa que, cuando los científicos encuentran correlación entre la acción y determinada activación cerebral, saben que esa región está relacionada con aquella acción, pero la metodología científica utilizada no permite decir que es lo que lo causa: Si es la activación cerebral la que causa la acción, o si es la acción lo que causa la activación cerebral. Los materialistas dicen que es la región cerebral la responsable por la acción, y los espiritualistas dicen que es la acción la responsable por la activación cerebral. Como ninguno tiene datos científicos inequívocos sobre eso, ese terreno, desde el punto de vista de la Ciencia, constituye solo especulación.

¿Con base en ese experimento, médicos y psicólogos, no deberían incentivar más la práctica del bien a través de imágenes, pensamientos y acciones?

Aunque yo sea psicólogo y doctorado en neurociencias, daré parte de esta primera respuesta solo como espírita.

Creo que, antes que los médicos y psicólogos, la Cultura humana y la Educación deberían incentivar más la práctica del bien a través de imágenes, pensamientos y acciones, para felicidad de los seres, mucho antes que la Ciencia. Creo que, en ese punto, se da mucho más poder a determinadas áreas de la Ciencia (poder que considero inmerecido) en detrimento de la Educación, que proporciona estructuras organizacionales y metodologías prácticas para ayudar al progreso intelectual y moral de las personas que componen una sociedad. En la práctica, a lo que se asiste en nuestra sociedad es a un poder mucha mayor de los científicos (particularmente los neuro-científicos y psicólogos) en comparación con los educadores, pues las personas quedan fascinadas con la tecnología que la Ciencia proporciona.

Digo esto porque no debemos esperar comprobaciones científicas para incentivar la práctica del bien a través imágenes, pensamientos y acciones. Lo máximo que neuro-científicos y psicólogos pueden hacer es dar una ayuda científica para las cosas morales, pero el trabajo y el poder mayor debería ser dado al educador, pieza-clave en el rompecabezas de la evolución. Y debemos convenir con el desprecio que las sociedades humanas atribuyen a la educación moral.

Recordamos a los Espíritus de la Codificación que dijeron, en la pregunta 872 de El Libro de los Espíritus, sobre el Resumen Teórico del Móvil de las Acciones Humanas: “…Cabe a la educación combatir esas malas tendencias. Y lo hará con provecho cuando esa educación se base en el estudio profundizado de la naturaleza moral del hombre. Mediante el conocimiento de las leyes que rigen esa naturaleza moral se llegará a modificarla, del modo que se modifica la inteligencia por medio de la instrucción y el estado físico por la higiene…”.

En este pasaje, queda claro que la neurociencia y la psicología (particularmente un área de investigación de la psicología llamada psicología moral) pueden ayudar a dar apoyos científicos para el conocimiento de la naturaleza moral del hombre, pero la ciencia social responsable para su aplicación y sublime misión es verdaderamente la educación.

Como neurocientífico que tiene como objetivo cruzar área de la investigación de la neurociencia con la psicología moral y la psicología social, puedo afirmar que los avances en la comprensión de los procesos de internalización de valores morales y su ligazón a comportamientos morales concretos, permitirán a la neurociencia y a la psicología moral ayudar mucho a los educadores a diseñar programas de educación moral que van más allá de prescripciones convencionales hipócritas e infantiles, típicas de las religiones del pasado. Datos científicos, en el futuro, podrán ayudar a las personas a internalizar mejor, y nunca con mecanismos de castigo o coerción, valores morales nobles y a colocarlos en valores morales concretos que contribuirán a la elevación moral y social de nuestras sociedades humanas.

Para los espiritualistas, es el espíritu el que comanda el cerebro; para los materialistas, el pensamiento es secreción del cerebro. ¿Cuándo terminará esa discusión?

Nunca terminará mientras no salga de las especulaciones filosóficas y del terreno de las creencias.
 
Nosotros, espíritas, basados en la credibilidad de Allan Kardec, en su idoneidad moral y en la veracidad de las comunicaciones de los Espíritus Superiores y en el espectacular edificio de conocimientos espirituales que constituye la Doctrina de los Espíritus, creemos en la veracidad de las enseñanzas de los espíritus sin precisar de comprobación científica de todas sus ideas. Creemos en los conocimientos transmitidos por André Luiz a través de nuestro querido Chico Xavier, aún sabiendo que muchas de esas informaciones no están comprobadas científicamente. Nosotros, espíritas, creemos en muchas ideas y conocimientos, aún antes de comprobarlo la ciencia, porque nos parecen lógicas y por tener sentido para nuestra razón.

Pero la verdad es que la Ciencia aún no ha comprobado de forma inequívoca si el cerebro es el que comanda el espíritu o lo contrario. Eso sucede por la pobreza de la metodología científica para comprobar relaciones de causa y efecto entre pensamiento cerebral y pensamiento extra-cerebral. En cuanto no exista una metodología científica que pruebe inequívocamente relaciones de causa y efecto entre el pensamiento y el cerebro, esta situación continuará en el terreno de la filosofía, sea ella materialista o espiritualista.

Personalmente, lo que me parecen promisorias son las investigaciones en experiencias fuera del cuerpo, en las que se puede, con metodologías progresivamente más controladas experimentalmente, encontrar evidencias de memoria extra-cerebral (cuando el cerebro no está activo). El problema es que, en ese terreno, la metodología científica utilizada debe permitir que no exista otra explicación posible, a fin de que pueda ser aceptada científicamente. Y esta constituye un desafío. Pero esa es solo mi opinión.

Lo que me hace sentir profundamente optimista es que las revoluciones científicas ocurren cuando menos esperábamos, modificando el rumbo de la Humanidad.


Traducción al español: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa Marta - Colombia

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