martes, 15 de mayo de 2018

PABLO Y LA MEDIUMNIDAD

PABLO DE TARSO
En toda la Historia de la Humanidad se han registrado innumerables hechos mediúmnicos. Esta aserción es refrendada por Emmanuel en el prefacio a “Mecanismos de la Mediúmnidad” de André Luiz. Allí él se refiere a los discípulos de Sócrates que hablaban con admiración y respeto, del amigo invisible que acompañaba al sabio constantemente. En el mismo prefacio, Emmanuel, cita otros hechos mediúmnicos de los que fueran protagonistas, entre otros, el Apóstol Pablo, Lutero, Teresa de Ávila y Swedenborg, señalando a su vez que la mediúmnidad alcanzó su punto culminante en el naciente Cristianismo, rematando: “Toda la vida del Maestro, inolvidable entre los hombres, es un cántico de luz y amor exteriorizando la condición de Mediador de la Sabiduría Divina”.

El Apóstol Pablo fue un teórico excelente de la mediúmnidad; partiendo de la noción de que todos estamos cercados “por una nube de testimonios” (Epístola a los Hebreos, 12: 1), como al anticipar el conocimiento de que los Espíritus actúan e interfieren fuertemente en la vida de los encarnados, mucho más de lo que se pueda imaginar (LE, preg. 459), concibió por así decirlo, el primer Libro de los Médiums de que se tiene noticia en el Cristianismo.

No hay exageración al decir esto, porque al igual que en las Epístolas a los Romanos (12: 4 – 8) y a los Efesios (4: 11 – 16), en las cuales se registran algunos aspectos mediúmnicos (en la Biblia católica, carismas y en las protestantes dones espirituales), y en los capítulos 12, 13 y 14 de la 1° Epístola a los Corintios en las que Pablo desarrolla, sistemáticamente, su Libro de los Médiums.

En el capítulo 12 (1° Epístola a los Corintios), versículos 4 a 11, discurre sobre la diversidad de dones espirituales y sus categorías.

En el capítulo 14 (de la misma Epístola), versículos 26 a 33, Pablo se ocupa del empleo de los dones espirituales y de su ejercicio. En el capítulo 13, el apóstol teje un canto a la caridad, el cual es posible extenderlo a todo acto de amor. Su posición en la Carta, esto es, entre la indicación de los dones y de sus ejercicio, da a entender que el ejercicio de la facultad mediúmnica necesita de la práctica de la caridad.

Pablo recomienda, al final del capítulo 12: “Aspirad pues, a dones mejores. Les voy a mostrar un mejor camino” (Versículo 31 – texto de la versión del Pe. Matos Soares, 45a edición de las Ediciones Paulinas). Asegura que, si el médium aunque firme en la fe de que es un instrumento de un proceso útil y armado de la intolerancia, la invigilancia, la envidia, de la vanidad y la falta de decoro, de la búsqueda del interés y de la irritación, es vacío en el ejercicio de su ministerio, a semejanza “del bronce sonante o un címbalo que retiñe” (capítulo 13, versículo 1). Actúa así, el médium sin caridad, pues “... la caridad es sufridora y bondadosa, no es celosa, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propio intereses, no se siente provocada. No lleva cuenta del daño, no se regocija con la injusticia, sino con la verdad” (1ª Epístola a los Corintios, 13: 4 – 6).

Por otro lado, en los versículos 1 al 25 del capítulo 14 (de la misma Epístola), Pablo construyó una teoría de valor Mediúmnico. Analizando la mediumnidad de lenguas, o sea, la xenoglosia, aquella en la que el Espíritu se manifiesta hablando en lengua extraña, concluyó que este valor mediúmnico no tiene en cuenta la educación de los que participan en la asamblea, precisamente por tratarse de una comunicación de un Espíritu en lengua extranjera. No ve la utilidad del fenómeno por el fenómeno, pues advierte: “Seréis como quien habla al viento” (14: 22).

Además, sería inútil si hubiera quien traduzca o interprete. Porque, “las lenguas son una señal, no para los fieles, sino para los infieles” (14: 22). Este es el lenguaje de Pablo para explicar que el fenómeno puede despertar, a quienes no tengan conocimiento, el interés por el intercambio cultural con los Espíritus. Y hay los que admiten, que traducido el mensaje, de él se retire lo que es bueno, como ya instruyera en la 1a Epístola a los Tesalonicenses, 5: 21: “examinad todo, retened lo bueno”. Lo que Kardec refrenda, por así decir, al tratar de las comunicaciones por médiums obsesados: “La obsesión, en cualquiera de sus grados, es siempre el resultado de un constreñimiento, y no pudiendo jamás este constreñimiento ser ejercido por un Espíritu bueno, se entiende que toda comunicación dada por un médium obsesado, es de origen desconocido y no merece confianza. Si, a veces, se encuentra en él algo de bueno, es necesario restringirse a eso y rechazar todo lo que presente el menor motivo de duda” (LM, cap. XXIII, ítem 242).

Es bueno acentuar que Pablo no fue un teórico de la mediúmnidad. Su experiencia personal se encuentra en el episodio sublime a las puertas de Damasco (Hechos de los Apóstoles, 9: 3 – 7), cuando dilatada la visión al infinito “en el camino que la atmósfera rasgada descubre, ve surgir la figura de un hombre de majestuosa belleza” (Emmanuel – “Pablo y Esteban”, pág. 197); en el éxtasis se encontró en el Tauro (tercer cielo) (II Epístola a los Corintios, 12: 2 – 4), que motivó, como lo describe Emmanuel en su nota 1, página 304, de la 25a edición de “Pablo y Esteban”, la construcción de su teoría del cuerpo espiritual (I Epístola a los Corintios, 15: 35 – 44). Otros episodios se juntan a este, como los de la videncia y audiencia, además de los que se registran en: (Hechos de los Apóstoles, 16: 9 en Troade); (18: 9 – 10 en Corinto); (22: 18 – 21 y 23 – 11 en Jerusalén); (25: 1 – 12 en Cesárea); (28: 11 – 31 en medio del viaje, preso, hacia Roma); (en Gálatas 1: 11 y 12); (cura en Hechos de los Apóstoles 14: 7, 8 y 9); (19: 11 y 12, 20: 10, 28: 8 y 9); en las ciudades de Listra, Efeso, Troade y Melita respectivamente; de efectos físicos en Nea-Pafos; (Hechos de los Apóstoles 13: 11); (Hechos de los Apóstoles 16: 26), en Filipo. De ese modo, es posible ver en Pablo la proposición moderna, dentro del estudio del conocimiento, como la de que, si la teoría ordena la práctica, es esta la que inspira la teoría.

BIBLIOGRAFÍA
MECANISMOS DE LA MEDIUMNIDAD – André Luiz
EN LO INVISIBLE – León Denís
CRISTIANISMO Y ESPIRITISMO – León Denís
PABLO Y ESTEBAN – Emmanuel
LAS MARCAS DE CRISTO, Vol I – Herminio Miranda
LM
EPÍSTOLAS – Pablo 

Tomado del libro Curso de mediúmnidad (primer año), de la Federación Espírita de Sao Paulo. Traducción al español Oscar Cervantes Velásquez.

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