Imagen de referencia tomada de la Web: TV Mundo Maior |
Por: Marco Tulio Michalick
Cuando desencarnamos y regresamos al Mundo
Espiritual, sentimos algunas necesidades habituales que teníamos en el Mundo
Material y que solo podrán ser superadas con el tiempo. La adaptación puede ser
lenta o rápida según el grado de evolución de cada uno. Hambre, frío, dolor,
sueño, higiene, sexo, son algunas situaciones en los que el Espíritu necesita
readaptarse al nuevo hogar. Con el tiempo, sabrá que puede reemplazar la comida
convencional de la Tierra por agua, el baño se tornará innecesario a medida que
el Espíritu va evolucionando, no sentirá sueño como antes, el deseo sexual dará
paso al amor recíproco; gradualmente estas sensaciones son reemplazadas por
otras, y se agregan algunas nuevas, como la volición.
La literatura espírita nos revela que el sexo es algo
divino, un flujo de alegría y felicidad para hombres y mujeres, pero al mismo
tiempo la puerta sagrada y de entrada a nuestra evolución. Es decir, no hay
nada de malo en el acto sexual siempre que sea practicado de forma regular y
respetuosa. Entonces, ¿cómo es tratado el sexo en el mundo espiritual? Este
cuestionamiento, a primera vista, puede resultar desconcertante porque muchos
de nosotros pensamos que el sexo no existe en el mundo espiritual. Tal vez no
aparezca en colonias en un nivel avanzado de evolución porque los Espíritus,
que allí residen, vibran en un tono más alto. Esta vibración es alcanzada por
el Espíritu a través de la mentalización, el estudio, trabajos edificantes y la
protección de la espiritualidad Mayor que forma una especie de escudo alrededor
de la colonia, no permitiendo que los malos pensamientos y las falanges
malignas puedan penetrarla.
Próxima a la corteza terrestre se encuentra el Umbral, que alberga Espíritus
con muy bajo tenor vibratorio. Debido a su escasa evolución moral, en el umbral
mantienen relaciones sexuales con otros seres, en un ambiente de vampirización.
Por otro lado, existe una situación preocupante con los encarnados que tienen
sus pensamientos fijos en el sexo, lo que puede crear una conexión con los
desencarnados que están en ese nivel de sintonía.
Durante el sueño, es común que los encarnados se desprendan del cuerpo físico y
vayan al Mundo Espiritual para encontrarse con espíritus afines, desencarnados
o encarnados, en lugares donde puedan armonizar sus mentes. Sin embargo,
algunos encarnados buscan sexo en esferas de baja vibración. Esto sucede a
través de una simple mentalización de encarnado a encarnado o encarnado a
desencarnado, capaz de establecer una faja vibratoria que los conducirá hacia
esos lugares. Cuando se trata de una mentalización de desencarnado a encarnado,
ella ocurre si están en la misma faja vibratoria porque la persona que mantiene
una conducta moral, cristiana y vibración elevada, donde prima el trabajo
caritativo, estas entidades no conseguirán vampirizar al encarnado.
Estos Espíritus se encuentran en el Valle del Sexo del Mundo Espiritual o en lugares del Mundo Material donde la práctica de la prostitución es intensa o de vibración negativa. En este valle, los encarnados se diferencian de los desencarnados por el cordón fluido que los conecta con el cuerpo físico. Cuando la persona despierta de su sueño, no recuerda los acontecimientos, pero su mente guarda un registro de una sensación indefinida. Algo similar ocurre con los individuos que tienen una doble vida, es decir, un comportamiento social durante el día, pero por la noche, para satisfacer sus deseos carnales, frecuentan lugares cuya energía es la misma del valle del sexo.
Incluso en una relación conyugal, en la que debe haber una complicidad que
incluya el sexo, además del apoyo mutuo, si una de las partes se siente
rechazada o no amada, acabará buscando satisfacción en esferas inferiores, que
pueden ser en el campo material o en el espiritual. Por lo tanto, el sexo debe
ser visto como una obra de Dios, y debemos saber utilizar estas energías como
un bien divino y no como un deseo animal que nunca se satisface, buscando
nuevos encuentros tanto en un Mundo como en el otro. Es una fuerza poderosa que
existe en el organismo espiritual que, si se libera indiscriminadamente, puede
llevar al ser humano a la desilusión, la locura, o provocando graves enfermedades.
El iluminado Espíritu Emmanuel, en el libro Vida y
Sexo, psicografiado por Chico Xavier, escribe el siguiente mensaje: “La energía
sexual, como recurso de la ley de atracción, en la perpetuidad del Universo, es
inherente a la propia vida, generando cargas magnéticas en todos los seres, debido
a las potencialidades creativas que posee”.
André Luiz en Acción y Reacción, también
psicografiado por Chico Xavier, escribe con sabiduría: “Examinando como fuerza
actuante de la vida, frente a la creación incesante, el sexo, estrictamente
hablando, palpitará en todo, desde la comunión de los principios subatómicos
hasta la atracción de los astros porque, entonces, expresará el poder del amor,
generado por el amor infinito de Dios”.
Los mensajes anteriores, revelan lo importante que
es el sexo para nuestras vidas y la evolución espiritual. Es una energía que,
dosificada y centralizada, debe canalizarse hacia una vida en comunión con el
bien y psíquicamente tranquila.
Imagen de referencia, tomada de la Web: TV Mundo Maior |
Una investigación realizada por la Unesco y
publicada por la revista Veja, indica que los jóvenes en la actualidad, comienzan
a tener una vida sexual temprana: las niñas a los 15 años y los niños a los 14.
Otro dato relevante es que normalmente la primera relación no fue con su novio
y sí con un “amante”, es decir, un extraño, prácticamente. En cuanto al
embarazo, una encuesta realizada por la Universidad Federal de São Paulo revela
que cada año nacen alrededor de un millón de bebés de madres solteras de entre
15 y 19 años. Y que de cada 100 adolescentes que se quedan embarazadas sin
planificar, 25 ya tienen al menos un hijo.
Las cifras enumeradas anteriormente, son de vital
importancia, porque nos dan una idea de la vida sexual de los jóvenes en el
planeta. Conocemos la importancia de esta relación, de ahí nuestra preocupación
por no ver el acto sexual como una necesidad carnal, sino como algo sublime que
nos brinda el amor sincero, la familia, el placer de vivir, de sentirnos bien,
evolucionar.
Texto original publicado en la Revista Cristiana de Espiritismo, edición
Nº 20, año 2003.
Traducción al español: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa Marta – Colombia
Agosto 26 de 2021