Imagen de referencia tomada de la película Nuestro Hogar |
La Doctrina Espirita nos enseña que la separación
del alma y el cuerpo no es dolorosa, respuesta dado por la espiritualidad a
Allan Kardec, al preguntar sobre el tema. Complementan dicha respuesta
asegurando que, “el cuerpo sufre muchas
veces más en el transcurso de la vida que en los instantes de la muerte[1]”.
Sobre este mismo punto, el maestro lionés, asegura que “es razonable pensar que cuanto más se halla identificado el Espíritu
con la materia tanto más laborioso le será el separarse de ella, mientras que
la actividad intelectiva y moral y la elevación de pensamientos operan un
principio de desprendimiento, incluso durante la vida del cuerpo, y cuando
llega la muerte, la separación es rápida, este es el resultado de los estudios
hechos sobre todos los individuos observados en el momento de la muerte. Esas
observaciones prueban inclusive, que la afinidad que en algunas personas
subsiste entre el alma y el cuerpo es a veces sobremanera penosa, por cuanto el
Espíritu puede sentir el horror de la descomposición de la materia. Este caso
es excepcional y propio de ciertos géneros de vida y de algunos tipos de
muerte. Se presentan en ciertos suicidas[2]”.
Acorde a lo anterior, resulta de capital importancia
la atención recibida por los Espíritus al momento de la separación del alma y
el cuerpo, pues así como para muchos encarnados la ausencia del ser querido
genera a nivel emocional sufrimiento y la necesidad de vivir el duelo, para poder
asimilar progresivamente la pérdida e irse adaptando a vivir con su ausencia,
de igual manera los seres queridos que parten, sienten la ausencia de los que
quedaron en la retaguardia y muchas veces, dependiendo del progreso espiritual
adquirido, necesitarán del apoyo fraterno de sus guías, protectores y
familiares para sobrellevar ese estado de transición.
De esta manera, “mientras más materializado sea el periespíritu, más complejo, tardado y
sufrido tiende a ser la elevación del patrón vibratorio del Espíritu recién
desencarnado. Consecuentemente, más tardía tiende a ser la salida de ese
Espíritu de un estado de perturbación espiritual ociosa y contraproducente en
una región umbralina en dirección a una región de trabajo efectivo en el bien,
como es el caso de las colonias espirituales como Nuestro Hogar, Campo de la
Paz, entre otras. Esa etapa es conocida como “socorro o rescate espiritual[3]”.
Es precisamente esta la razón por la cual se crearon las colonias o ciudades
espirituales.
Como resultado de estas elucidaciones, podemos afirmar,
que la existencia de estos núcleos fraternos, creados para apoyar en esos
momentos de transición a los Espíritus desencarnados, existen en todos los
países del globo terrestre.
André Luiz a través de la psicografía de Chico
Xavier, nos informa en la obra “Los Mensajeros” que, durante la Primera Guerra
Mundial, “las colonias espirituales de
Europa, mayormente las de nuestro nivel, están sufriendo amargamente para poder
atender a las necesidades generales. Ya comenzamos a recibir grandes masas de
desencarnados, a consecuencia de los bombardeos. Nuestro Hogar, por la misión
que le corresponde, aún no se puede imaginar todo el esfuerzo que el conflicto
mundial viene exigiendo de nuestra colaboración en las esferas más bajas. Los
Puestos de Socorro de varias colonias, vinculados al nuestro, están
sobrecargados de europeos desencarnados violentamente. A los terribles
bombardeos en Inglaterra, en Holanda, Bélgica y Francia, se suceden otros de no
menor extensión. Después de reiteradas asambleas de nuestros mentores
espirituales, se resolvió tomar la providencia de remover, por lo menos, el
cincuenta por ciento de los desencarnados en la guerra en curso, para nuestros
núcleos americanos[4]”.
En otra obra psicográfica de Francisco Cándido
Xavier, Cuando se pretende hablar de la
vida, el joven Roberto Muszkat, quien desencarnó el 14 de marzo de 1979, nos
referencia acerca de una colonia en Israel. En ella, el Espíritu de Roberto
Muszkat, presenta 22 mensajes dirigidos a sus padres y familiares; en un
mensaje fechado el 16 de noviembre de 1979, relata a su madre “su
desligamiento del cuerpo, con la ayuda de su abuelo Moszek Aron, el cual, al
pronunciar las palabras “Leshaná Habaá bi - Yerushalayim” (era un adiós,
significando: el año que viene en Jerusalén), lo ayudó a tranquilizarse
haciéndolo dormir como un niño.
Cuando despertó, se vio en un lecho blanco con su
abuela Rachel velando por él. Pasado un tiempo, su abuelo Moszek fue a
buscarlo, llevándolo al encuentro de otros Espíritus amigos en un recinto
dedicado a la oración, en la amplia escuela-hospital. Esos amigos cantaron el
himno Shalom Aleichem (himno que da la bienvenida a los ángeles de la paz,
cantado el viernes a la noche) y el abuelo, enseguida, lo bendijo. Las lágrimas
bañaron su rostro, mientras el abuelo promovía el Seder (reunión festiva en la
primera y segunda noche de la Pascua judaica), en cuya reunión tuvo la
oportunidad de hacer muchas preguntas”.
Dice textualmente en el mensaje el Espíritu Roberto
Muszkat: “Vine a saber, entonces, que me hallaba en Erets Israel (Tierra de
Israel), o Tierra del Renacimiento, cuya belleza es indescriptible. Allí, en
aquella provincia del Espacio Terrestre, se erguía otra ciudad luminosa de los
Profetas (...). Con estas indicaciones no quiero decir que estaba en una ciudad
privilegiada, porque otras naciones las poseen en las esferas que cercan el
Planeta, pero aquel rincón era mi corazón latiendo con miles o millones de
otros corazones, consagrados al Padre Único[5]”.
Sobre el tema de las colonias espirituales en otros
lugares del orbe terrestre, encontramos una referencia en el artículo titulado
“Espiritismo sin Espíritus”, en el que Cristina Nunes asegura que, “siendo
Brasil un país relativamente joven, en relación con otras regiones del planeta,
la existencia de las colonias espirituales es un hecho común en la Tierra. De
esta manera, la autora nos remite a la obra mediúmnica de su autoría, Elysium,
del benefactor desencarnado Caio Fábio Quinto, en la cual son descritas las
características de una morada del mundo invisible ubicada sobre una región del
mundo invisible, situada en la región de Campania, en Italia”.
Son muy pocas las referencias que existen en torno
a las colonias en otros lugares diferentes a Brasil, hay mucho por investigar y
aportar en este campo del conocimiento espírita y estamos prestos a recibir de
nuestros amables lectores cualquier cita bibliográfica que nos ayude a ampliar
el campo de acción de las colonias espirituales en la Tierra.
[1] Allan Kardec, El Libro de los
Espíritus, pregunta 154. Editora Espírita Española 1981.
[2] Nota de Allan Kardec a la pregunta
155ª.
[3] https://ceefasis.jimdofree.com/art%C3%ADculos/los-seis-estad%C3%ADos-de-la-muerte/
[4] André Luiz/Chico Xavier, Los
Mensajeros.
[5] http://www.oconsolador.com.br/ano9/443/especial_espanhol.html