J. Herculano Pires |
Conversar con los muertos es practicar la Necromancia. Es incidir en la condena bíblica de ese arte satánico. Es practicar una herejía e incurrir en las penas divinas. El espírita es un nigromante, un hechicero, un individuo que regresa al pasado asirio, egipcio, greco-romano, a la era del paganismo. El espírita, nigromante confeso, es pagano, se mantiene aún en el tiempo en que el Cristianismo no había aparecido en la Tierra.
Ese es el raciocinio de varios
cristianos que nos escriben, católicos, protestantes, evangélicos. Muchos de
ellos son piadosamente cristianos y quieren salvarnos del fuego del infierno.
Menos mal que no estamos en el tiempo de la Inquisición y ellos no pueden
salvarnos del fuego eterno, quemándonos caritativamente en una hoguera en la
plaza pública.
Pero esa buena gente no es culpable
de pensar así. Desde que el Espiritismo apareció, a mediados del siglo pasado,
hasta hoy, sacerdotes y pastores, obispos, cardenales, arzobispos, misioneros y
santos confesores, llenos de piedad y fe, vienen predicando en ese tono a sus
rebaños. Las inocentes ovejas aprenden, aterradas, que los lobos de Satanás
rondan el redil de las iglesias con sus artimañas. Y como en general no saben
lo que es Necromancia, imaginan cosas terríficas acerca del significado de esa
extraña palabra.
Para aumentar el pánico, ciertos
diccionarios dicen que Necromancia es Espiritismo. El propio gran Diccionario
Etimológico y Prosódico de la Lengua Portuguesa, del ilustre Prof. Silveira
Bueno, comete ese engaño. Delante de tantos pronunciamientos de personalidades
ilustres, de autoridades eclesiásticas y universitarias, ¿qué puede hacer una
oveja inocente, sino temblar y balar hasta la hora de la esquila?
La necromancia es una rama de la
magia antigua, de los llamados artes mágicos de la Antigüedad. A través de
ritos especiales, de prácticas mágicas primitivas, los hechiceros de antaño
obligaban a los muertos a subir a la tierra - o sea, a salir de los túmulos,
como se ve en el episodio bíblico de la Pitonisa de Endor - para hacer
adivinaciones y pronósticos. Los espíritas no usan nada de eso. No practican
ritos de especie alguna, ni pueden obligar a ningún muerto a salir del túmulo
para una charla a la media noche. Los espíritas dialogan con los espíritus, que
no son muertos, sino vivos, criaturas de Dios más vivas que los llamados vivos
de la Tierra. Jesús mostró la diferencia que existe entre Necromancia, arte
mágico de los tiempos de ignorancia, y Espiritismo, doctrina racional y científica
de los tiempos de luz, al evocar a Elías y Moisés en el Monte Tabor para
conversar con ellos delante de los apóstolos. Y el apóstol Pablo nos cuenta, en
Corintios I, al tratar de los dones espirituales, como eran hechas las sesiones
espíritas del Cristianismo apostólico, en que los cristianos conversaban con
los espíritus para su edificación espiritual. Confundir Necromancia con
Espiritismo es ignorancia, lo que Dios perdona, o mala fe, lo que no tiene
perdón, porque es el pecado contra el espíritu de que habla el Evangelio y que
tiene que ser pagado por el pecador.
Tomado de: El Hombre Nuevo de J. Herculano Pires
Traducción al español: Oscar
Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa Marta - Colombia