Por: Herculano Pires |
La Mediúmnidad es una sola, es un todo, pero puede ser encarada en sus
varios aspectos funcionales, que son caracterizados como formas variadas de su
manifestación. Kardec la dividió, para efecto metodológico, en dos grandes
áreas bien diferenciadas: la mediúmnidad de efectos inteligentes y la
mediúmnidad de efectos físicos. Esa división prevaleció en las ciencias
derivadas del Espiritismo. Charles Richet, fundador de la Metapsíquica,
estableció en esa ciencia la división de las dos áreas con los nombres de
metapsíquica subjetiva y metapsíquica objetiva, correspondiendo exactamente a
la división espírita. En la
Parapsicología actual, fundada por Rhine y McDougal, las dos
áreas figuran con las denominaciones de: Psi-gamma (de fenómenos subjetivos o
mentales) y Psi-kappa (de fenómenos objetivos o de efectos físicos). La llamada
Ciencia Psíquica Inglesa, como la antigua Parapsicología Alemana, la Psicobiofísica de
Schrenk-Notzing y otras varias escuelas científicas mantuvieron esa división,
lo que prueba el acierto metodológico de Kardec. La expresión médium también
prevaleció, llegando incluso a la Parapsicología Soviética,
materialista, que la conserva en sus publicaciones oficiales. Sólo algunas
ramas científicas sofisticadas, como la Metergia[1] y la
Psicorragia[2]
inventaron substitutivos para la cómoda y clara palabra médium, pero que no se
popularizaron. En la Metergia
el médium se llama metérgico y en la Psicorragia se llama psicorrágico. Palabras
científicas sólo usadas por algunos médiums pedantes que no quieren llamarse médiums.
Las denominaciones dadas por la Parapsicología actual no son pedantescas. Son
simples nombres de letras del alfabeto griego, tradicionalmente empleados en
las Ciencias para designar los fenómenos. Tampoco es verdad que la Parapsicología
actual haya dado otros nombres a los fenómenos para diferenciarse del
Espiritismo. El problema es otro: en la investigación científica no se pueden
usar designaciones que impliquen interpretación anticipada del fenómeno.
Escogiendo letras griegas para designar los fenómenos a ser investigados, los
parapsicólogos usaban palabras neutras, como exige la metodología científica.
Una cuestión de método. A pesar de ese criterio, la palabra sensitivo, por
ejemplo, escogida para sustituir médium, ya fue abandonada por varios parapsicólogos,
que volvieron a la expresión médium, como vemos en el caso soviético.
La
terminología espírita adoptada por Kardec es simple y precisa. Pero en lo
tocante a las dos áreas fundamentales de los fenómenos de efectos inteligentes
y efectos físicos, era necesario una adición. Además de esa división
fenoménica, había el problema de la división funcional. Kardec notó la
generalización de la mediúmnidad y los espíritus lo ayudaron, como se ve en el
Libro de los Médiums, con una especificación curiosa. Tenemos así dos áreas de
la función mediúmnica, designadas como mediúmnidad generalizada y mediúmnato.
La primera corresponde a la mediúmnidad natural, que todos los seres humanos
poseen, y la segunda corresponde a la mediúmnidad de compromiso, o sea, de
médiums investidos espiritualmente de poderes mediúmnicos para finalidades
específicas en la encarnación. Como Kardec mencionó la existencia de médiums
eléctricos y varias veces comparó la mediúmnidad con la electricidad, surgió
más tarde entre algunos estudiosos, entre ellos Crawford, la idea de una
división más explícita, con la designación de mediúmnidad estática y
mediúmnidad dinámica. La primera corresponde a la mediúmnidad natural que todos
poseen y permanece generalmente estancada, con manifestaciones moderadas y casi
imperceptibles. La segunda corresponde a la mediúmnidad activa, que exige
desarrollo y aplicación durante toda la vida del médium.
La
falta de conocimiento de esa división acarrea dificultades e inconvenientes en
la práctica mediúmnica, particularmente en los trabajos de Centros y Grupos. La
mediúmnidad estática no es propiamente una forma de energía que permanece en el
organismo corporal en estado letárgico. Es simplemente la disposición natural
del espíritu para expandirse, proyectarse y entrar en relación con otros
espíritus. La
Parapsicología actual confirmó la tesis espírita de las
relaciones telepáticas permanentes en la vida social. Nuestra mente funciona,
según acentúa John Ehrenwald en su estudio sobre relaciones interpersonales,
como activo centro emisor y receptor de pensamientos. Estamos siempre
conversando sin percibirlo. Muchos de nuestros monólogos son diálogos con otras
personas o con espíritus. Mensajes de Emmanuel y André Luiz, a través de Chico
Xavier, se refieren a las interrogaciones mentales que ciertos espíritus nos
hacen, ya sea para evaluar nuestro estado mental y ayudarnos a corregirlos, ya
sea para fines obsesivos. Un obsesor se aproxima a nosotros y sugiere
mentalmente el nombre o la figura de una persona. Comenzamos a pensar en esa
persona y a desfilar en la mente los datos que poseemos sobre ella. El obsesor
insiste y nosotros, sin percibir, vamos dándole la ficha de la persona o
nuestras opiniones sobre ella. Ayudamos al obsesor sin saber. Otras veces pretende
saber cuál es nuestra posición en un caso de desacuerdo con un amigo. Nosotros
se lo revelamos y él entra a envolvernos en un proceso obsesivo. Por eso Jesús
aconsejó: “Orad y vigilad”. Debemos vigilar nuestros pensamientos y orar por
aquellos que consideramos en error. Si hiciéramos así ciertamente nos
libraremos de muchas perturbaciones y muchos disgustos innecesarios. Los
monólogos del hombre son siempre observados por las testigos invisibles, buenos
o malos, que nos cercan. La mediúmnidad estática funciona en forma permanente
en nuestro psiquismo. Forma parte de nuestra naturaleza, no es una gracia ni
una prueba, es un elemento esencial de nuestra constitución humana.
A
la casas espíritas recurren muchas personas perturbadas e incluso obsesionadas,
que en general son consideradas como médiums en fase de desarrollo.
Muchas
de ellas son sólo víctimas de persecución de espíritus inferiores, resultantes
de interrogaciones mentales. Por ese u otros motivos, esas criaturas están
realmente envueltas en un proceso de obsesión, pero no son médiums en
desarrollo. Necesitan de pases, de participación en las sesiones, pero no de
sentarse en la mesa mediúmnica para desarrollar la mediúmnidad. Esas personas,
tratadas debidamente, se libran de la obsesión pero no revelan más los síntomas
mediúmnicos derivados de la obsesión. Esas personas no están envestidas de
mediúmnato, no necesitan ni pueden desarrollar su mediúmnidad estática. Esta le
sirve para guiarse en la vida a través de intuiciones y percepciones extra-sensoriales.
La obsesión ocasional, por su parte, sirvió para acercarla al Espiritismo,
despertarle o reanimarle el sentimiento religioso, encaminarla en un sentido
más elevado en su manera de vivir, en la búsqueda de sintonías mentales
benéficas y no perjudiciales.
Las
personas no dotadas de mediúmnato no están desprovistas de los recursos
mediúmnicos. Por el contrario, pueden ser muy sensibles e intuitivas,
disponiendo de percepciones eficaces en todas las circunstancias. Los
dirigentes de sesiones no pueden olvidar ese problema, que les evitará muchos
engaños en el trato con las manifestaciones mediúmnicas. Las obsesiones no son
producidas sólo por espíritus. Hay muchos casos de obsesiones telepáticas,
provocadas por personas vivas. Kardec trató de esos casos refiriéndose a la
telepatía como telegrafía humana. Sentimientos de aversión, de odio, de
venganza, acompañados de pensamientos agresivos, pueden dar la impresión de
verdaderos procesos de obsesión por espíritus inferiores. Estos generalmente se
envuelven en tales casos y se manifiestan en las sesiones con sus acostumbradas
bravatas, pasando como los responsables por perturbaciones en que sólo se
entrometen. Eliminando el proceso telepático, esos espíritus se alejan, se
sienten impotentes para proseguir en la temeraria empresa. El Dr. Ehrenwald
relata un caso de su clínica psicoanalítica, en que un muchacho era rechazado
por los compañeros de pensión. El rechazo era oculto, pues todos fingían
apreciarlo. Sólo la investigación del médico probó lo que le pasaba. Alejando
el paciente hacia otro medio, los síntomas obsesivos desaparecieron
gradualmente, en la proporción en que los verdugos lo olvidaban. Ese famoso
médico psicoanalista, ante casos de ese orden, propuso la ampliación de los
métodos de investigación parapsicológica incrementando los métodos
significativos de la
Psicología con los métodos cualitativos de la investigación
espírita. Había realmente llegado la hora en que la Parapsicología
actual debía superar el primarismo de los métodos de investigación puramente
cuantitativos, bajo control estadístico, para enfrentar el problema de las
consecuencias de la acción telepática en el medio social. Posteriormente la Prof. Louise Rhine,
esposa y colaboradora del Prof. Rhine, publicaba su libro Los Canales Ocultos
de la Mente,
relatando investigaciones de campo sobre los fenómenos paranormales. Alegaba
que las investigaciones de laboratorio eran demasiado frías y despojaban a los
fenómenos la riqueza emocional de su significado. El libro de la Señora Rhine presenta
una secuencia impresionante de casos esencialmente espíritas.
Todos
los ríos llevan sus aguas hacia el mar. Todas las ciencias psíquicas desembocan
fatalmente en el delta del Espiritismo. No podemos despreciar sus
investigaciones y sus conclusiones. Los parapsicólogos verdaderos, que son
científicos universitarios, no deben ser confundidos con sacerdotes
inconscientes que presentan al público una deformación sectaria e intencional
de la parapsicología. Esos padres, frailes y pastores que zapatean sobre la
ignorancia y la ingenuidad del pueblo, son accionados por intereses materiales
evidentes y por entidades espirituales inferiores, que se sirven de la
mediúmnidad estática de ellos para llevarlos a campañas sin gloria y a la
explotación deplorable de la buena fe de los fieles. Pero la verdad es que
están en las mallas de la mediúmnidad que niegan y combaten. La mediúmnidad
estática duerme en sus propias entrañas, a la espera de que se hagan capaces de
percibirla y comprenderla.
En
la línea natural de los procesos de percepción, la mediúmnidad estática aflora,
a veces, dadas las circunstancias favorables, en una eclosión semejante al
desarrollo mediúmnico. Hay casos de premonición que surgen de un peligro
eventual, casos de videncia pasajera, que parecen síntomas de mediúmnato en
eclosión. Es difícil saberse de inmediato, lo que pasa, especialmente en virtud
del estado emocional de los pacientes. Pero basta una observación paciente, con
la frecuencia de las sesiones mediúmnicas, para inmediatamente verificarse que
se trata sólo de ocurrencias aisladas y ocasionales. La mediúmnidad estática
tiende siempre a volver a su acomodación en el psiquismo normal. Lo que a veces
complica esas ocurrencias pasajeras es la insistencia en el desarrollo
mediúmnico o las aplicaciones terapéuticas de choque y dosificaciones excesivas
de drogas en los recetarios médicos.
Tomado del libro “Mediúmnidad”
de Herculano Pires
Traducción al español: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de
Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa Marta – Colombia
Abril de 2014
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